Javier Corral no se ha dado cuenta de que ya es de Morena
Catastrofistas
“Dios no juega a los
Dados con el universo”
Albert Einstein
La tragedia para un catastrofista es que ocurran sus vaticinios.
Con cierta regularidad he pensado en que el mundo se va a acabar; pero San Compadre, hombre sabio en muchas cuestiones me responde que efectivamente el mundo morirá sin remedio. ¿Cuándo?, no se sabe, pero de que se acaba, se acaba.
Nuestro planeta ha tenido varias muertes anticipadas: El arribo del año1900 provocó el suicidio de algunas personas o la construcción de refugios con comida, bombillas de oxígeno y otros menesteres para sobrevivir a la llegada de un nuevo siglo. La llegada del siglo XXI y su número mágico, el año 2,000, causó también temor; aunque esa vez los medios de comunicación se encargaron de tranquilizar a la humanidad asegurándoles que nuestro planeta seguiría dando vueltas y más vueltas alrededor del sol por mucho tiempo.
Con las primeras bombas atómicas existía el temor de que se viniera una reacción en cadena que nos convertiría en humo; también a los experimentos de las bombas neutrónicas y antimateria se les vieron como una amenaza inminente.
Finalmente, algunos adivinos y alarmistas señalaron que el 18 de septiembre de 2008 el mundo se iba a acabar. Ese día se realizó un experimento que simuló cómo fue creado el universo al chocar, a casi la velocidad de la luz, dos protones de 7 TeV de energía en el gran colisionador de hadrones (LHC) construido entre Suiza y Francia, en un túnel con un perímetro de 27 kilómetros. Se supone que con ese experimento se simuló el inicio del Big Bang, esto es, una implosión y los inicios de la creación de la antimateria. Los catastrofistas aseguraban que los científicos crearían un hoyo negro, el cual se saldría de control, y obviamente, nos dejaría fuera de la jugada astronómica.
“Dios no juega a nada
Porque está muerto”
Alberto
Tengo un amigo sabio, paciente, de gran prestigio entre los matemáticos, Alfonso Ramón Bagur que es el responsable del boletín “Matemáticas para todos”, del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional. Con él tuve la oportunidad de platicar ampliamente sobre la leyenda del Templo de Benarés que podría ser la respuesta a la interrogante sobre el fin de la existencia de este planeta.
Cuenta la leyenda que Dios, jugando con el destino del hombre, construyó un templo en Benarés e instaló allí tres agujas de madera. En la primera de ellas colocó 64 discos ordenados desde el mayor hasta el menor: el mayor quedó en la base y el menor hasta arriba. Los sacerdotes del templo recibieron la instrucción de mover todos los discos de su posición original a la tercera aguja, siguiendo tres reglas: Sólo mover un disco a la vez, no mover más de un disco al día y nunca colocar un disco de mayor diámetro, sobre uno de menor diámetro. Por último, antes de desaparecer, Dios dijo: cuando todos los discos de la primera aguja se encuentren en la tercera, el mundo se acabará”.
Dios, a veces, arroja los dados
Donde no podemos verlos
Stephen Hawking
-¿Cuánto tiempo crees que le queda al mundo si el templo de Banerés data de 700 a. C.? Me preguntó Alfonso.
Así, sobre la plática apareció el sentido del problema:
Esta leyenda fue abordada en 1883 por el científico francés Édouard Lucas (1842-1891) y a este acertijo matemático lo bautizó con el nombre de Las torres de Hanói. Resultó tan entretenido e ingenioso que hasta la fecha se realizan programas de computadora para resolver el problema. Para quienes tengan la curiosidad de saber cuánto tiempo le queda de vida al planeta sepan que, para pasar todos los discos a la tercera aguja deben realizarse 264-1 movimientos. Esto, en números redondos, equivale a 585 mil millones de años. Si se sabe que el Universo tiene una edad de 15 mil millones de años, podemos estar tranquilos pues todavía faltan 560 mil millones de años para que dejemos de existir.
Después de esta conclusión duermo tranquilo, consciente de que despertaré al día siguiente sabiendo que el sol aparecerá por el oriente muchos miles de millones de años más.
Pero… siempre hay un pero: astronómicamente nuestro planeta tiene muchos millones de años de vida por delante pero con el actual caos político, social y medioambiental sobre la Tierra, la raza humana no sobrevivirá un siglo más tal y como la conocemos.