El presupuesto es un laberinto
La muerte del guerrero
La Unión Europea, creatura de una Troika compuesta por individuos no elegidos democráticamente que desde su cúpula se espantan ante cualquiera chispa de nacionalismo (¿otra vez?) acepta, y hasta promueve, una explosión demográfica en el llamado Viejo Continente. Dividir y desnacionalizar al tiempo que crear masas explotables de toda índole es el objetivo.
¡Debout, Les damnes de la terre! / ¡Debout, les forcats de la faim! (¡Arriba, parías de la tierra! / ¡Arriba, en pie, famélica legión!)
El canto de La Internacional parece acompañar a los cientos de miles de hombres, mujeres y niños que huyen de un continente expoliado, explotado por los europeos. El camino lo siguen siguiendo las pisadas de quienes los visitaron destruyendo sus tierras y culturas durante siglos; de nada sirvió el proceso de descolonización si el control de sus riquezas sigue sin ser suyo.
La Troika que inventó la UE aspira a un IV Reich. Tiene seguramente bien medida la explosión demográfica de los “nuevos europeos”; mientras la Troika financiera (FMI y BM) mantendrá tensos los hilos con el Continente Negro, pues sin las materias primas, los carburantes, minerales, alimentos, maderas, Europa no sobreviviría más de dos meses.
Para entender el presente habrá que regresar a “Los condenados de la tierra” (1961) escrito por Frantz Fanon -con prefacio de Jean-Paul Sartre- en el que hacía un llamado a los africanos a unirse a la lucha descolonizadora y disfrutar de los beneficios de su tierra. En el texto recrimina a los europeos que todavía estaban en ese territorio: “Ustedes, tan liberales, tan humanos, que llevan al preciosismo el amor por la cultura, parecen olvidar que tienen colonias y que allí se asesina en su nombre”. Europa –escribió Manon- es, literalmente, la creación del Tercer Mundo. “Esta opulencia europea es escandalosa porque ha sido construida sobre las espaldas de los esclavos, se ha alimentado de la sangre de los esclavos, viene directamente del suelo y del subsuelo de ese mundo subdesarrollado. El bienestar y el progreso de Europa han sido construidos con el sudor y los cadáveres de los negros, los árabes, los indios y los amarillos”.
Los condenados de la tierra es el lumpen proletariado en constante resistencia al sistema colonial que aún subsiste en África y que ha destruido todo a su paso. Al igual que los países europeos, y en especial los judíos, que exigieron restituciones en dinero y especie a Alemania tras la Segunda Guerra Mundial, los migrantes del Levante y de África exigen ahora un rembolso a su sangre y cultura extraída por los europeos durante siglos.
Después de siete décadas el guerrero europeo tiene la sensación de impotencia de una sociedad avanzada –como escribiría el profesor complutense José Carlos García Fajardo- que ve cómo se acerca su final, tan anunciado por actitudes y hechos nefandos perpetrados por lobbies económicos, fondos buitres, banksters que imponen sus designios a gobernantes sumisos como eunucos.
¡Que vienen los bárbaros! Gritan impotentes los pueblos que ven llegar a cientos de miles de seres que son les damnés de la Terre, que no tienen nada que perder y mucho por ganar en las nuevas tierras.
Mientras, en la otra frontera, más temprano que tarde, el Islam recuperará sus tierras, el al-Ándalus (711-1492) en el occidente continental.
¡Que vienen los bárbaros! Se escucha en todos los frentes.