
El recuerdo de un Maestro que vivió sin tregua, entre acordes y sombras
MÉXICO, DF., El poeta, diplomático y académico Hugo Gutiérrez Vega falleció este 25 de septiembre en la ciudad de México, a la edad de 81 años.
“Lamento el deceso de Hugo Gutiérrez Vega, poeta, diplomático e intelectual excepcional. Las letras están de luto”, escribió en su cuenta de Twitter el presidente Enrique Peña Nieto.
Y el titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa, expresó a través del mismo medio: “con pesar me uno a la pena de la comunidad cultural de México por el deceso de Hugo Gutiérrez Vega”.
Conaculta informó en un comunicado que con una obra poética que comprende una treintena de libros, Hugo Gutiérrez Vega fue un protagonista en la difusión de las letras, las artes y el teatro; fue uno de los poetas más destacados de México, para él todo era poetizable, como la lectura, cualquier acontecimiento, una noticia tomada del periódico o escuchada por radio o televisión, dependía de la forma o del ángulo desde el que se conciben las cosas.
Además de traductor, diplomático y difusor cultural fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y creador Emérito del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Fonca.
La poesía lo iluminó desde muy joven, solía señalar: “la poesía es música, aún la prosa poética aparentemente más árida es canto. Es difícil entender cómo las personas pueden vivir sin poesía, ya que la considero un artículo de primera necesidad, que ilumina y ayuda no sólo a vivir, sino también a morir”.
El periodista fue galardonado con el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2013 en el campo de lingüística y literatura, por su trayectoria lúcida y sensible en la poesía, el ensayo y la expresión oral. Fue doctor en derecho por la Universidad Autónoma de Querétaro, director de la Casa del Lago, así como actor y director de teatro egresado del Actors Studio de Nueva York, y se desempeñó en importantes cargos en distintas instituciones universitarias y organismos dedicados a la difusión cultural.
Desde muy pequeño le interesaron aspectos relacionados con la literatura, el teatro, los viajes. “era un chiquillo bastante imaginativo porque era un chiquillo solitario. Mi madre murió cuando yo tenía tres años y me fui a vivir con mi abuela. Soy como dicen en Jalisco criado de abuela, en la compañía amable, cariñosa, y un poco irónica de la abuela, pero en la soledad, una soledad que llenaba leyendo cuentos de hadas, libros de viajes, 30 o 40 libros que contenían todo.
“Entonces pensé que me interesaba todo y me pregunté cómo le iba a hacer si me interesaba todo. Pues bueno, voy a ser aprendiz de todo y maestro de nada, de esa manera he picado por aquí, por allá y he hecho un poco de la poesía, un poco de teatro, un poco de literatura, un poco de periodismo, con la diplomacia, y no soy maestro de nada. Sigo siendo aprendiz y lo seguiré siendo hasta que me vaya”.
El premio Nacional de Poesía Aguascalientes (1975) puso en primer lugar de sus profesiones a la poesía, después al periodismo y al teatro (juntos los dos), seguidos por la diplomacia desenvolviéndose como miembro del servicio exterior mexicano, representando durante treinta y tres años a México como agregado cultural y cónsul general en países como Estados Unidos, España, Italia, Brasil, Rumania, Líbano, Chipre, Moldova y Puerto Rico; y como embajador de México ante Grecia (1987-1994).
Respecto al derecho se decía un enamorado, porque es una de las cosas más bellas del mundo por ello le daba coraje “verlo tan torcido, tan corrupto y tan contaminado”.
Hugo Gutiérrez Vega leyó infatigablemente a Federico García Lorca, fue su primera lectura disciplinada; escribió su primer libro a los 31 años de edad (1965), en Buenos Aires, Argentina, editado en la colección Poetas de ayer y hoy con el prólogo de Rafael Alberti, después estuvo en Italia como consejero cultural, posteriormente fungió dos años como rector de la Universidad de Querétaro, “hasta que me corrieron, era demasiado moderno para una sociedad tan conservadora como la de Querétaro”, recordó en una de las entrevistas otorgadas al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
En años posteriores continúo escribiendo para llegar a ser autor de 40 libros, la mayoría de poesía, pero también de ensayos, ensayo sobre teatro, ensayo sobre cine, ensayo literario y trabajo periodístico.
Su trabajo fundamental fue el periodístico en el suplemento La Jornada Semanal, asistir a las sesiones de la Academia Mexicana de la Lengua a cumplir sus obligaciones de académico, y de vez en cuando ir a Guadalajara a la cátedra que lleva su nombre.
Para Hugo Gutiérrez Vega la poesía era un trabajo de condensación que exigía una capacidad emocional y de reflexión un poco mayor. “Parte de los editores se han dedicado a la novela que es de lectura más fácil; Octavio Paz tenía razón cuando decía que la poesía en la actualidad es un acto en la catacumba, pero hay excepciones”.