La nueva naturaleza del episcopado mexicano
MORELIA, Mich., 9 de mayo de 2015.- Todo parece indicar que terminará el andar de Leones Negros en la primera división, a menos que haya un milagro de esos que aparecen muy de vez en cuando.
La razón y la lógica nos dice que el descenso de UdeG esta consumado.
Para salvarse la combinación tendría que ser exacta, ganar a Cruz Azul que necesita también el triunfo para calificar y que Santos derrote al Puebla.
Y a menos que el gran milagro aparezca los queridos Melenudos jugaran la próxima temporada en el Circuito de Ascenso.
Es muy doloroso para su afición que esperó 20 largos años para verlos de nuevo en primera división aceptar este repentino fracaso.
La pregunta es, ¿por qué fracasó Leones Negros?
Siendo sinceros porque nunca fue diseñado de manera viable para perdurar, de hecho su ascenso fue más un accidente del futbol que un proyecto serio para ascender, se debatía entre la vida y la muerte cuando se enrachó y logró el campeonato y luego en una emotiva serie final se alzó con el título en penaltis movido más por una gran carga emocional que por sustento futbolístico.
Para cualquier entendido de este deporte hubiera sido una experiencia suficiente para enmendar los errores, pero lejos de ello se cometieron cada vez más fallas que hundieron el barco.
Al técnico le gano el corazón y dejó la plantilla como estaba, como premio al ascenso logrado pero no valoró que estaba dejando una base de mexicanos muy endeble que no competía en la máxima categoría.
A la directiva le ganó la soberbia de no reconocer sus limitaciones en la materia y no se dejaron asesorar por profesionales competentes, error que cometieron dos veces porque en diciembre que pudieron reforzarse, entregaron el proyecto a un promotor que solo se llevó la plata sin dejar refuerzos que garantizaban calidad.
A los futbolistas les faltó corazón y profesionalismo, mucha autocrítica en su desempeño y mantener un vestidor unido no solo en lo humano sino en lo deportivo que a fin de cuentas es lo más importante.
Y así podríamos seguir desmenuzando y conceptualizando el descenso de Leones pero de qué sirve ya, el tiempo parece agotado y salvo ese milagro esperado parece todo perdido.
La institución quedará maltrecha por el fracaso deportivo pero el verdadero dolor lo sentirá el aficionado, ese que apoyó en las buenas y las malas y volverá a sentir el desamparo y la desazón.
Es muy duro un descenso y poco los que se reponen a él, ignoró si alguna vez regresaran los queridos y emblemáticos Leones Negros, porque a fin de cuentas estos que ahora los entierran son los mismos que hace dos décadas los desaparecieron.
El epitafio podría decir: “Fue lindo mientras duró”.