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OAXACA, Oax., 2 de diciembre de 2014.- “Mira dónde termina el sueño americano”, le dice entre sollozos María a su compañera Margot, mientras observan la pared gris rotulada con letras y números, indicando que frente a ellas, entre la basura y arbustos secos, están sepultados migrantes centroamericanos sin identificación, que pueden ser sus hijos.
María Martínez de Honduras y Dina Margot Flores de El Salvador, forman parte de la décima Caravana de madres de migrantes desaparecidos “Puente de esperanza” que este martes visitó el panteón municipal “Domingo de Ramos” y el penal en Juchitán, en Oaxaca.
Las madres soltaron en llanto cuando llegaron a la parte trasera del panteón, una zona que en el 2007 la administración municipal de Juchitán creó como espacio para sepultar a más de 14 personas que naufragaron en las costas de la zona huave, que ante el abandono se convirtió en tiradero clandestino.
La tristeza se volvió indignación al ver que las flores marchitas y las veladoras quemadas de las tumbas del panteón y los desechos sólidos de algunas colonias cubren las tumbas de los migrantes, lo único que identifica a las sepulturas son las inscripciones de los legajos de investigaciones del Ministerio Público que van del 2007 al 2014, una sobre otra.
“Es la primera vez que vengo y me encuentro con esto, veo que mi gente no vale nada para el pueblo mexicano, que los tratan como perros, los entierran como animales. No esperaba flores, pero si un lugar humanamente digno, no entra la basura. Nos duele porque puede ser uno de nuestros hijos”, comentó María a los medios de comunicación.
Rubén Figueroa, coordinador de la zona sur del Movimiento Migrante Mesoamericano, en conferencia de prensa indicó que las sepulturas de los migrantes en espacios inadecuados e inhumanos en todo el territorio mexicano, como el caso del panteón de Juchitán, es el resumen de la política migratoria de México.
Por lo que hizo un llamado al Estado Mexicano a que organice un banco de datos con el ADN de los sepultados, para que estas muestras se puedan comparar con las que ya tienen las organizaciones centroamericanas.
Lamentó que el gobierno de México no tenga interés por disminuir la violencia contra los migrantes, ni le dé toda la seriedad a los más de 70 mil desaparecidos en su tránsito por el país, aunque esta marcha reavivó las esperanzas de las madres y familiares que participaron en esta ocasión.
En 10 años de búsqueda se han localizado en México 200 migrantes de Honduras, Guatemala, Nicaragua y El Salvador. En esta décima caravana se dieron dos encuentros, uno en Coatzacoalcos, Veracruz, y en San Sebastián, Hidalgo, así como la localización de un hondureño en un penal del Distrito Federal.
Después de visitar al albergue “Hermanos en el camino” de Ciudad Ixtepec, el penal de Juchitán, en donde platicaron con migrantes encarcelados para recabar noticias de sus familiares, y finalmente el panteón municipal, partieron rumbo al estado de Chiapas.