Cerramos la etapa del institucionalismo neoliberal, considera Monreal
MÉXICO, DF., 20 de noviembre de 2015.- Al recordar que “La Tierra es de quien la trabaja”, la senadora Iris Vianey Mendoza afirmó que en un aniversario más de la Revolución Mexicana le enorgullece ser revolucionaria y “ser de la Tierra Caliente de Michoacán, lugar de gente honesta, hospitalaria, trabajadora y de lucha”.
La legisladora indicó a través de un comunicado que es indudable que la Revolución Mexicana marcó un antes y un después en la historia del país.
“A raíz de tan importante hecho, se definieron principios de libertad, igualdad, justicia social y otros que deberían regirnos en la actualidad; desafortunadamente, estamos todavía distantes de concretarlos, pero ese no será motivo para que nos detengamos en la búsqueda de la recomposición del tejido social que desde entonces se ha anhelado”, aseveró.
Es así, que debemos comprometernos aún más, cada uno desde nuestras responsabilidades por tener un mejor país, donde la justicia social, la igualdad y el desarrollo, sean para todos y no para unos cuantos.
Como ejidataria, hago remembranza de que somos nosotros los grandes beneficiarios de la Revolución Mexicana; son el Ejido, la pequeña propiedad y la comunidad indígena, las instituciones que hacen fuerte al campo mexicano. El ejido debe ser reivindicado como una forma de tenencia de la tierra apropiada para la gente más necesitada del campo, mediante la aplicación de medidas de desarrollo acorde a los ideales de los Constituyentes de 1917.
El ser parte de las decisiones históricas de nuestro país es muy importante, pues a través de la lucha y de los grandes movimientos en México, hoy podemos contar con instituciones y beneficios como la educación pública, laica, gratuita y obligatoria; por ello vale la pena recordar con orgullo a los revolucionarios como Emiliano Zapata, Francisco Villa, Francisco J. Múgica, Venustiano Carranza y el General Lázaro Cárdenas del Río.
Hoy, el compromiso de quienes servimos a México y a sus ciudadanos por medio de la política, debe tener como fundamento los principios revolucionarios e ir más allá, reconocer y velar por el irrestricto respeto a los derechos humanos, de los derechos de las mujeres, de los obreros, de los discapacitados, de los indígenas, y de todos aquellos que tienen una historia de marginación y de discriminación, porque los ideales más grandes de nuestro país son la justicia, la equidad y la paz.