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MÉXICO, 9 de febrero de 2015.- Durante un lapso de 10 años, 270 personas serán monitoreadas a causa de los lixiviados de sulfato de cobre y aluminio vertidos al río Sonora por la minera Buenavista del Cobre, de Grupo Minera México, en agosto de 2014.
Así lo informó la comisionada de Evidencia y Manejo de Riesgos de la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), Rocío Alatorre, durante una exposición sobre cómo se atendió el accidente, impartida en el Primer Seminario de Comunicación Ambiental, organizado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
Alatorre habló en el museo de Ciencia y Tecnología de la Comisión Federal de Electricidad. Y dijo que “el sector salud a través de una unidad de vigilancia especializada durante 10 años va a monitorear. La niña que hoy tiene ocho años la vamos a ver hasta los 18 años, la señora que hoy se expuso que hoy tiene 28 años, la vamos a seguir 10 años. ¿Por qué? Porque este tipo de eventos ambientales requiere que se monitoree a la persona para que se verifique que está bien”, dijo.
Alatorre dijo que la primera fase de vigilancia epidemiológica aguda duró dos meses, del 6 de agosto al 6 de octubre de 2014. En dicha etapa registraron a 37 personas con males dermatológicos y gastrointestinales relacionados con la contaminación.
La segunda etapa es la llamada subcrónica, la cual comprende a partir del día 61 de ocurrido el accidente hasta transcurridos los 365 días, y que inició desde octubre de 2014 y que concluye en julio de este año, en la que han detectado que las personas que deben ser monitoreadas aunque no presentaran altos niveles de metal en su sangre, ascendieron a 270, incluyendo a los 37 de la primera fase.
La tercera etapa, denominada crónica, iniciará en julio de este 2015 y durará 10 años.
La funcionaria dijo que aún pueden aparecer niños afectados por la contaminación, ya sea porque hay metales que removidos por el agua, estén en algún espacio del territorio cercano.
La revisión durante una década también será para revisar a mujeres que se embaracen, y evitar riesgos. “Particularmente seguiremos a niñas, que por concentraciones de metal no haya un impacto reproductivo”, explicó.
Cuestionada sobre si la contaminación de sulfato de cobre, plomo y aluminio puede ser causal de cáncer, respondió que la relación es baja, y añadió que lo que se debe prevenir son males renales, sobre todo de los 37 que tuvieron padecimientos en la fase aguda.
Las acciones
La funcionaria recordó que la Comisión junto con Protección Civil, Semarnat y la Secretaría de Salud actuaron desde el día siguiente del derrame al río Bacanuchi y Sonora, ambos en el estado de Sonora. La primera fase de vigilancia epidemiológica duró dos meses, en la que se hizo un monitoreo en una población de 24 mil personas, con visitas domiciliarias, a centros de salud y con capacitación a hospitales.
“El universo a atender eran 24 mil personas y que iban a recibir a lo largo del tiempo diferentes tipos de atención, algunos a lo mejor requerirían hospitalización, otros que trasladáramos dermatólogos altamente especializados, estuvimos desde agosto a septiembre trabajando, recorriendo todas las unidades”, indicó la funcionaria federal.
Alatorre reconoció que no había antecedente de un derrame de metales así. Las brigadas buscaron problemas de dermatitis, cuyos síntomas podían ir de la comezón a la resequedad, el engrosamiento de la piel, ampollas, quemaduras y hasta conjuntivitis.
También buscaron indicios de molestias gastrointestinales, que son los problemas que se producen en caso de beber agua con metales y los cuales podían causar vómito y dolor abdominal.
“Se tomó la decisión de que los pozos de agua en los márgenes tenían que cerrarse de manera preventiva para evitar cualquier contacto de la población y se decidió que bebieran agua de pipas o de plantas potabilizadoras”.
Otros problemas de salud que podían presentarse eran mareos, problemas cardiovasculares, renales y hepáticos.
En dicha etapa hallaron que 37 personas requirieron atención por los efectos de la contaminación.
El 9 de agosto de 2014 se registró un caso de dermatitis grave, el 12 de agosto una persona fue hospitalizada un día por síntomas digestivos y dermatitis severa, se registraron 11 casos con sintomatología predominantemente en la piel, se dio un caso con parálisis facial e incluso se identificó un caso de exposición directa, sin síndrome alguno.
Personas con edades de entre 40 a 44 años fueron los más afectados, con tres casos en total. Pero lo que más se detectó fue preocupación por lo sucedido de parte de la población, añadió.
“Sí se registró mucha angustia, se realizaban muchas actividades en torno al río”, dijo y agregó: «el seguimiento se debe a que se trató de un accidente ambiental y aún pueden aparecer personas afectadas.No se ha cerrado, a nadie le hemos dicho que ya pasó la emergencia, que ya se cerró”.
La unidad Epidemiológica ambiental que será instalada en junio de este 2015 en el municipio de Ures será financiada con el fideicomiso de dos mil millones de pesos que debe aportar Grupo México por contaminar el río Sonora. Si ahí detectan la aparición de un síntoma preocupante, entonces los pacientes serán encauzados a un hospital, indicó.