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Juego de ojos
CNTE: el león herido
Hace apenas unas semanas la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) tenía en jaque al gobierno federal: las amenazas de su dirigencia de boicotear las elecciones del domingo 7 de junio tenía nervioso al presidente Enrique Peña Nieto, al secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong y a los jefes del águila y la espada que tendrían que entrar al quite si la cosa se ponía del cocol: hoy, después del día siete sabemos que ya no es lo mismo.
Previo –como lo han hecho a lo largo de los años– los líderes de la CNTE llevaron a su gente a que bloquearan carreteras, cerraran gasolinerías, atajara el acceso del combustible para dotar a los ciudadanos del energético, humillaran a funcionarios públicos: gritos y maldiciones contra un gobierno ‘que no los entiende’ era cosa permanente y cada vez más potente y peligrosa…
El dejarlos hacer y dejarlos pasar que utiliza el gobernador de Oaxaca, Gabino Cué Monteagudo, los ha fortalecido: el problema es que la dirigencia del CNTE confunde a Oaxaca, tierra del sol, con toda la República y aquí volvemos a aquello de que México es muchos Méxicos.
El presidente del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, unos días antes de los sufragios, dijo que lo peor que podría ocurrir sería militarizar las elecciones: un día después el Ejército y la Marina salieron en grandes contingentes para proteger el proceso electoral, particularmente en Oaxaca y estados del sureste.
En parte esto tiene que ver con la medición de fuerzas entre las partes, pero también tiene que ver que el 2 de junio, en Oaxaca, durante la entrega de material electoral, maestros de la CNTE echaron fuera de la Junta Distrital ocho, del INE, de forma humillante, a seis soldados que resguardaban la documentación: esto indignó a muchos, pero muy particularmente al presidente de México, al General Cienfuegos y al Almirante Vidal Francisco Soberón Sanz.
La CNTE enfurecida seguía quemando sus espacios de dominio, instalaciones de partidos políticos, bloqueó oficinas de gobierno, quemó material electoral y todo hacía presagiar que esto llevaría a un panorama sangriento. Se tenía que atajar, pero el Ejército había salido, también, en un tono amenazante, mediante un comunicado que firmó el mismísimo secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. El enojo era evidente y ya no le pedían permiso al gobernador de Oaxaca.
El domingo 7, el gobierno federal se dio cuenta de que podía controlar a los maestros de la CNTE; que sus negociaciones para evitar que sus amenazas de boicot se concretaran eran inútiles, no obstante el error grave del 29 de mayo cuando la SEP, por instrucciones presidenciales, mediante comunicado, avisó que se suspendía de forma provisional la evaluación del magisterio: un gran regalo para la dirigencia del CNTE… Pero no: los maestros lo entendieron como debilidad y se sintieron fortalecidos y pedían más y se mostraron aún más beligerantes… Error también.
Así que después de todo, cuando el gobierno federal se da cuenta de que puede con el paquete CNTE decide tomar la sartén por el mango y de frente a la amenaza de Rubén Núñez y adlateresde que llevarían su protesta masiva al Distrito Federal, la secretaría de Gobernación, en voz del subsecretario Luis Enrique Miranda les dijo que no; que no hay mesa de diálogo hasta que regresen a clases los maestros de la CNTE… Golpe fatal para sus dirigentes.
Días después los líderes magisteriales anunciaron que regresarían a clases el 17 de junio. Días después el mismo Rubén Núñez leyó un pronunciamiento que, vistas las cosas, muestran fragilidad en su empeño. Dijo que entraron en una nueva fase que permitirá a la CNTE romper el emplazamiento del gobierno federal: “Continuaremos con nuestra resistencia y reorganización, en el marco de la desobediencia civil pacífica…” y que asistirán a la mesa de negociación cuando las instancias de dirección lo determinen y no por un condicionamiento…
Con todo, seguían las manifestaciones y bloqueos en avenidas de la capital del país: pero esta vez sus exigencias pasaban de lo educativo a no aceptar las reformas Energética y Hacendaria…
Hoy el gobierno federal perdió el miedo. Las elecciones ya ocurrieron. El magisterio CNTE tiene poco espacio de presión. El problema para todos es el extremo en ambos casos. La sustitución de la política por el uso de la fuerza: la CNTE no se ha contenido y ha obligado a los maestros a salir a las calles sin importar el apoyo ciudadano: de hecho saben que muchos los repudian.
El gobierno federal cuenta con la fuerza militar para contener las ambiciones magisteriales que no son necesariamente de tono laboral, porque han pasado a la confrontación política.
El magisterio-CNTE tiene en contra a gran parte de la opinión pública nacional no sólo porque se vea afectada en su tránsito y en su vida cotidiana por causa de los bloqueos y cierres y abusos; sí porque no hay en el discurso magisterial-CNTE una sólo razón de tipo social, colectivo, nacional o regional que busque reivindicaciones de justicia, igualdad, democracia, fin de corrupción, empleo, salarios dignos… Nada.
El gobierno federal, no sabe cómo manejar la situación en términos políticos. Todos están jugando con fuego en el uso de la fuerza, pero dejan en medio a lo más importante: la educación de millones de niños que en este mismo momento ya son generación perdida para el país: todo a causa de necedades, caprichos, juegos de fuerzas, ambición de privilegios y debilidades…
¿Esos niños habrán de dirigirse ‘con cariño’ a sus maestros o trabajadores de la educación respetables, los que les tienen como carne de cañón para sus exigencias?
Ya está el anuncio: la CNTE seguirá en su lucha, YA se han aliado ya con fuerzas opositoras al gobierno: crecerá su movimiento: pero si no cuentan con el apoyo social y el gobierno no cuenta con la mejor de las simpatías en este momento: ¿Quién gana ahí? ¿Quién pierde con todo esto?