Poder y dinero/Víctor Sánchez Baños
Las consecuencias del PRD
Ya terminó octubre y comienza el undécimo mes; los días de guardar pasan en un tris y, en ese lapso, nos unen a los mexicanos en una razón filosófica de pureza absoluta: la vida como presente querido y la muerte como trascendencia; la presencia hoy y aquí, y el dolor de la ausencia; la sonrisa porque se vive y el consuelo por el regreso, aunque sólo sea por dos días, unas horas, unos minutos y segundos: todo junto, por siglos.
El mundo mexicano se resume en sus intensidades más profundas: sentirse acompañado, amado, querido; por un momento ya no hay ese laberinto interminable de soledad. Ellos han venido, aunque guarden silencio. Son las celebraciones y creencias de millones, aquí, que nos dan forma y fondo en México.
Pero a la celebración de los días de muertos se le cruza una nueva desilusión política: la del Partido de la Revolución Democrática (PRD) al que una vez más se le ha caído el cielo encima, por desgracia para quienes pensamos en una alternativa política de izquierda.
La Procuraduría General de Justicia detuvo a Erik Ulises Ramírez Crespo, presidente municipal de Cocula, Guerrero, e integrante del PRD –Patria Digna-. Según las autoridades federales, el edil detenido tiene vínculos con integrantes del grupo delictivo Guerreros Unidos.
Según informes, fue detenido mientras se encontraba con el presunto líder de esa agrupación, Adán Zenén Casarrubias Salgado, alias El Tomate, y quien fue recluido al Centro de Rehabilitación Social en Sonora. En el operativo del 29 de octubre, también se detuvo a Eloy Flores Cantú, quien se identificó como asesor parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados.
Erik Ulises Ramírez tiene 34 años; es médico cirujano egresado de la Universidad Autónoma de Guerrero. Durante el gobierno de Ángel Aguirre Rivero fungió como coordinador regional de Salud Reproductiva, Materna y Perinatal de la Secretaría de Salud. Se ha dicho que uno de sus padrinos políticos es Lázaro Mazón, quien renunció al PRD-Nueva Izquierda y es un político local influyente.
Inmediato se encendieron los focos rojos en el PRD, cuyos líderes tribales reconocen que esta nueva detención de un presidente municipal en Guerrero les daña mucho; como ya ocurrió con la detención de José Luis Abarca, quien era presidente municipal perredista en Iguala cuando ocurrió la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
Los perredistas se defienden y su presidente nacional dice que la PGR estaba obligada a indagar los expedientes que le entregaron sobre cada uno de sus candidatos a cargos de elección popular en Guerrero en el pasado proceso electoral del 7 de junio para detectar algún eventual vínculo de sus candidatos con el narcotráfico… La PGR afirma que no es atribución suya verificar el pasado de los candidatos y que sí corresponde al partido hacer esas investigaciones internas.
Una vez más el PRD está en el ojo del huracán, y éste no será tan inofensivo como ‘Patricia’, y dejará secuelas aun más dramáticas en la estructura e imagen política de un partido de por sí dañado por sus graves problemas internos y porque día a día se descubren presuntos vínculos de sus políticos con la delincuencia organizada o el narcotráfico o grupos de violencia extrema…
Y sin embargo todo desbarajuste y mal quehacer político no es privativo de este partido político. Sí, al can más flaco se le cargan más las pulgas; pero otros partidos tendrían que demostrar la calidad moral, ética, honorabilidad y transparencia de cada uno de los candidatos que sus dirigentes escogen para ocupar posiciones de poder y gobierno.
Cada día más se desgrana la mazorca y los mexicanos miramos con incredulidad, pero también con desprecio, esta forma tan particular de hacer política en nuestro país. Es una manera particular de buscar el poder por el poder mismo –hedonismo político, diríamos- en donde lo que importa es colocar piezas afines a su interés político, no piezas útiles para quienes habrán de ser gobernados.
Tanto el Partido Revolucionario Institucional (PRI), como el Partido Acción Nacional (PAN) y el PRD, e incluso las rémoras que viven del sobrante de estos partidos, tienen cola que les pisen. Ninguno de estos institutos podría lanzar la primera piedra: de ahí el silencio de los no tan inocentes. Muchos de sus candidatos son mal averiguados en sus localidades en toda la República Mexicana.
¿Qué hacer? En el principio era la verdad. Y la verdad es que estos partidos políticos, todos ellos, los que hoy dicen nutrir y representar a nuestros ciudadanos en tono democrático tendrían que desaparecer. ¿Sueño guajiro? Probable, pero ciertamente estos institutos políticos son más un problema y lastre que una solución para la vida política y democrática del país.
El Instituto Nacional Electoral (INE) hace la vista gorda pero también tiene responsabilidad aquí, porque se le paga para motivar la participación democrática y el fortalecimiento del sistema de partidos: nada de eso hay en todos estos años y sí mucho presupuesto inútilmente entregado para lo puramente electoral codificado, que a fin de cuentas resulta en un fracaso, como ocurrió ya en Colima y como ocurre ya con mucho de las elecciones del 7 de junio pasado.
El daño que estos organismos político-electorales le hacen al país es enorme, pero sí es reversible.
Una vez que los mexicanos en clave democrática decidan participar para limpiar el cochinero en el que se sustenta la actual democracia mexicana y en donde tengan voz y voto para decidir, todos, y en pluralidad, quien habrá de gobernar a cada estado, municipio o federación.
Mientras tanto seguiremos viendo esta tragedia de engaños, complicidades, corrupción y mentira de los partidos políticos mexicanos: Ni más, ni menos.