Eliminar autónomos, un autoengaño/Bryan LeBarón
Con los nuevos hechos, el conflicto en Guerrero va para largo y tiende a agudizarse aún más.
Desde Innsbruck, Austria, se informa que para los expertos forenses lee fue imposible obtener un perfil genético de los 16 fragmentos óseos enviados por la Procuraduría General de la República (PGR). Se apuesta, así, a la última opción de aplicar una técnica más innovadora, sólo que los resultados estarán en tres meses. Tiempo suficiente para seguir calentando la entidad y poner en riesgo los comicios de junio.
Como era de esperarse los padres de los normalistas manifestaron su desacuerdo porque las autoridades le informaron primero a la opinión pública y después a ellos, con lo cual –dicen—se violentan los acuerdos firmados en noviembre del 2014. Insisten también en ingresar no sólo a los cuarteles ubicados en Guerrero, sino a todos los distribuidos a lo largo del territorio nacional, pues sus hijos están vivos. Así que…
En Guerrero hay demasiado activismo en torno al caso Ayotzinapa. Muchos grupos inconformes, algunos que rayan en lo subversivo lo usan de bandera. Por más de tres meses anarquistas, cetegistas, normalistas y los frentes de masas o populares, éstos últimos supuestamente vinculados con la guerrilla insisten en incendiar la entidad y hacer crecer la espiral de violencia, so pretexto de la búsqueda.
En torno al caso hay mucho que lamentar, fundamentalmente la desaparición de 42 jóvenes y el involucramiento de autoridades municipales y estatales, como también que una manifestación justa en demanda de justicia – la de los padres de los normalistas desaparecidos en septiembre del 2014—les sea arrebatada de las manos y ahora es pretexto para delinquir y violentar en el ya de por sí convulso estado de Guerrero.
Guerrero es una entidad donde sin pudor se entrelazan los intereses de narcotraficantes –amapoleros, mariguaneros y fabricantes de precursores–, con políticos corruptos y las guerrillas con sus respectivos frentes de masas o populares. Caldo propicio para la insurrección o el levantamiento.
Creo que difícilmente veremos llegar la paz a aquella entidad en éste 2015 e incluso me atrevo a pensar que los comicios locales, para renovar gubernatura, alcaldías y congreso local están en riesgo ante la radicalización de las protestas y movilizaciones. Ello pese a los buenos propósitos del secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, quien asegura “sí se realizarán”, pese al estado de excepción que se vive en la entidad del Pacífico.
A toda está caótica situación, donde las escenas recientes muestran como un grupo de encapuchados, surgido de entre los manifestantes, violentaron las instalaciones militares, se agrega el desafío a las mismas tropas del Ejército, en demanda de que se abran las puertas de los cuarteles y asegurarse que ahí no están –ni vivos, ni muertos—los 42 normalistas aún desaparecidos.
Y mientras en Guerrero las clases escolares permanecen inciertas y la actividad comercial y turística se mantiene a medio gas en la joya de Acapulco, –próxima a vivir el Torneo Abierto de Tenis y en la que se espera una buena ocupación hotelera y fuerte derrama proveniente de los visitantes amantes del deporte blanco–, así como en Zihuatanejo, Ixtapa y Taxco,el trasiego de mariguana, precursores para fabricar metanfetaminas y principalmente heroína con destino al mercado estadunidense, donde se ha incrementado el uso y la demanda de la dormidera, continua sin que nadie lo obstaculice, generando así fuertes ganancias (en dólares) para el narcotráfico. Sabemos que esta droga produce una dependencia psicológica y física intensa a un ritmo muy acelerado y hoy en día goza de gran demandan en Estados Unidos.
Y abrirán las puertas de los cuarteles e ingresarán los padres de los normalistas desaparecidos acompañados de integrantes de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), pero también se filtrarán con ellos integrantes de grupos radicales no sólo para cerciorarse que ahí no están sus hijos –ni vivos, ni muertos–, sino también para observar la composición y distribución de los mismos. En una acción de riesgos y que al final de cuentas no abonará a la pacificación de la entidad.
Las movilizaciones y acciones, cada vez más extremas y capitaneadas por los grupos radicales, continuarán una vez conocidas las entrañas de los cuarteles y zonas militares. Los altos mandos militares no deben estar contentos con mostrar sus instalaciones. ¿Hasta dónde y hasta cuándo?
Como ha señalado la arquidiócesis de Acapulco: “se alarga el dolor de los padres”.
Y hablando de las recientes posiciones de la Iglesia católica frente a los conflictos políticos del país, está exigió reformas que “prohíban a los políticos brincar de un hueso a otro y seguir viviendo del erario”. La Iglesia Católica calificó de “mafiosos y vividores” a 14 de los 16 delegados capitalinos al abandonar sus obligaciones con la ciudadanía que votó por ellos para un cargo público: “traicionan la confianza y demuestran sólo ambición desmedida”. O sea que estos cuates (as) ya no irán al cielo pues ha cometido pecados capitales.
Los empresarios capitalinos, en voz de la Coparmex, los han calificado como “chapulines”. Y lejos de entender el mensaje de la ciudadanía, los trapecistas y chapulines –diputados locales y delegados—se han indignado. Nada más que además de no ir al cielo nadie votará por ellos. Ya verán.