Teléfono rojo/José Ureña
El Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam explicaba a senadores del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido Verde que las ganancias por la venta de droga le permiten a la delincuencia organizada tener “un poder económico que compite con algunos estados de la República y que supera –con mucho– a los municipios”, y puntualizaba que ni los mismos Estados Unidos pueden contener la fuerza económica de la delincuencia, pues “imaginen qué puede hacer el municipio de Cocula (Guerrero) frente a un problema como ése”.
Mientras eso sucedía, indagaciones de dos diarios nacionales revelaban que al menos diez grupos del crimen organizado disputan –a plomo y sangre– un territorio donde se produce 42 por ciento de la amapola nacional. Esto es Guerrero. Entidad a la que hay que sumarle sus problemas seculares de pobreza, atraso, abandono y cacicazgo de sus gobernadores.
La adormidera, con fuerte presencia en el mercado mundial de drogas, debido a la creciente demanda de heroína por parte de Estados Unidos, es la flor en disputa desde su cosecha, cuidado, trasiego y conversión en poderosa droga en boga desde los años 70.
La ruta del oro rojo inicia en las montañas de Guerrero donde es sembrada y cultivada por campesinos pobres, explotados y sometidos por las bandas criminales, que celosamente vigilan sus cultivos y territorios. Posteriormente es llevada a laboratorios clandestinos donde le extraen la resina para hacer la goma de opio. En ocasiones los narcos mexicanos la llegan a convertir la goma en heroína para transporla a los Estados Unidos.
Y es ahí, en las calles del poderoso imperio y otros países de Europa, donde la heroína, conocida también como la dama blanca, se convierte en un negocio sumamente redituable para los narcotraficantes y en un grave problema de adicción.
El Universal revela que según reportes de expertos en seguridad y narcotráfico, basados en informaciones de la Secretaria de la Defensa Nacional y de la DEA, en 21 municipios de Guerrero -el llamado Pentágono de la Amapola- operan diversos cárteles: la Familia Michoacana, los Caballeros Templarios, Jalisco Nueva Generación, Sinaloa y Zetas, además de bandas locales: Guerreros Unidos, Los Rojos, Cártel independiente de Acapulco, y más. Lo que de por sí solo explica el porqué de la violencia y el creciente número de ejecuciones y muertos.
Un reporte de evaluación nacional sobre la amenaza de las drogas en el 2014, elaborado por la DEA señala que el 45 por ciento de la heroína traficada en el 2012 en los Estados Unidos provenía de México, ello pese a que el Ejercito ha incrementado las incautaciones de goma de opio y de heroína.
De su enorme valor en el mercado de los estupefacientes, bastaría con decir que un gramo de heroína tiene un costo de 272 dólares en el norte de los Estados Unidos, según el Reporte Mundial de Drogas 2014 de la ONU. Es, en la actualidad, la droga más cara en el mundo y la más adictiva.
Y así, mientras haya una creciente demanda en los Estados Unidos y otros países ricos de Europa, la cosecha de amapola y su venta como heroína continuará. Los vecinos del norte pondrán las armas, los dólares y los adictos. Nosotros ,a los pobres y a los muertos. Una historia más del coloniaje estadunidense, que por cierto ya legalizó a la mariguana y dejó de convertirse en un problema de narcotráfico para convertirse en uno de salud.
Recientemente el subsecretario para Asuntos Antinarcóticos y de Procuración de Justicia del Departamento de Estado de los Estados Unidos reconoció que el consumo de heroína aumentó en un 65 por ciento y que solamente entre el 4 y 5 por ciento de la droga proviene de Afganistan, el resto, 95 por ciento, procede de las Américas “la gran mayoría viene de México”.
Y si estas cifras no se entienden, mucho menos la grave y profunda crisis de Guerrero.