Poder y dinero
Cuánta razón tuvo el pitoniso de Carlos Navarrete, líder nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD) al señalar, previo a las elecciones intermedias, que para el 2018 el Sol Azteca puede perder la capital del país. Y diría que más y más graves serán las derrotas.
Esta vez nada más perdieron ocho demarcaciones de 14 que tenían. Vaya derrota. El Sol Azteca se eclipsa tras una larga sombra Morena.
Sin duda el gran perdedor de estas elecciones, al menos en la capital de la República, son Miguel Ángel Mancera y el PRD, partido que lo llevó a la jefatura de gobierno de la principal megalópolis de México. El gran vencedor, por nocaut sin duda, Morena.
De 14 demarcaciones que controlaba –que no significa gobernar—sólo conservó seis, en tanto que cinco le fueron arrebatadas por sus hermanos gemelos de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), una por el Partido Revolucionario Institucional-Verde y una más por Acción Nacional, además de que les quitaron más de la mitad de la Asamblea de Representantes y con ello la mayoría de la misma.
Las erráticas políticas públicas del jefe de gobierno cobraron facturas: La línea 12 del Metro y todo el cochinero detrás de ella con la suspensión de diversas estaciones, el Doble hoy no Circula y 600 mil padres de familia afectados, el incremento de un 70 por ciento en el precio del pasaje del Metro y su pésimo servicio; el crecimiento del ambulantaje y los franeleros, la imposición de parquímetros, la negación de la presencia del crimen organizado en la capital y por ende la inacción, la inseguridad generalizada con el incremento de robos, asaltos. Y más y más yerros que van desde lo señalado hasta el desbordamiento de mega construcciones sin freno.
Los capitalinos votamos, y no en gran cantidad pues sólo lo hizo el 41 por ciento, y se reprobó a la administración de Miguel Ángel Mancera. El voto habló y dejó claro un mensaje: no estamos de acuerdo en cómo administra nuestros recursos. Él podrá argüir que las izquierdas llegaron divididas y que hay mayor gama de opciones y que de ninguna forma se calificó a su gobierno:
“La ecuación es clara cuando la izquierda va en unidad, pues los números están partidos, este es un análisis que deben hacer obviamente las personas que están en las escenarios políticos de cada uno de los partidos, los titulares y representantes de Morena y del PRD”.
Lo que dice entonces Mancera es que si para el 2018 no van juntas las izquierdas, no sólo pierden el Distrito Federal sino que se irán a ocupar las terceras y cuartas posiciones como fuerzas políticas, muy por debajo del PRI y el PAN.
Y de estos comicios, Acción Nacional se siente sumamente satisfecho. Conservó su bastión, Benito Juárez, mismo que administra desde el año 2000, pese a las irregularidades y corruptelas del anterior delegado, Jorge Romo, y además sumó para su causa a delegación Miguel Hidalgo, con Xóchitl Gálvez a la cabeza.
Morena, ufano con la victoria quiere más y anuncia que pelearán en las instancias correspondientes la Gustavo A. Madero, Coyoacán, Iztapalapa, Iztacalco y Contreras. Su misión es desaparecer de la faz de la capital todo vestigio de color amarillo, eclipsar por completo al sol azteca bajo su sombra.
También la dirigencia de Morena, engallada, señala que al ser la primera fuerza política en la Asamblea ya no se podrán hacer acuerdos cupulares, sino que estos serán con la gente: Martín Batres sentenció: “Con 16 diputados locales la realidad política de la ciudad llama a que se gobierne de otra manera, cambió la correlación de fuerzas”, dijo y advirtió:
“Seremos una verdadera oposición y lo mostraremos en temas como la privatización del agua o ante iniciativas que busquen subir la tarifa del Metro o el predial”.
El tricolor verde, que durante años había abandonado la lucha por la capital, cobró cierto valor y se oxigenó al retener Cuajimalpa y sumar ahora a Magdalena Contreras y Milpa Alta y se animó a pelear por Álvaro Obregón y Tláhuac. Además, los tricolores anuncian que la agenda de la Asamblea ya no será marcada solamente por el Jefe de gobierno sino que obligará a buscar agendas comunes, coaliciones y hasta alianzas.
El líder nacional del PRD, quien había advertido el efecto Mancera y sus políticas públicas en la capital en el resultado de las elecciones pasadas, aceptó que el panorama político en la capital para el partido del Sol Azteca cambia sustancialmente en la Asamblea de Representantes al no tener ya mayoría legislativa.
Navarrete consideró que ahora el jefe de gobierno capitalino deberá construir alianzas políticas para construir la mayoría que le dé estabilidad en esta su segunda parte de gobierno: “algo hicimos más y debemos someternos a una auto evaluación, objetiva, sin autocomplacencias, pero tampoco sin flagelaciones”.
Los perredistas han quedado sumamente dañados de tan cruenta derrota en su principal bastión. Poco autocríticos y reflexivos se dicen traicionados y ven con incertidumbre el futuro ¿Se repondrán? ¿Quién curará las heridas y los reagrupará? ¿En torno a qué figura se moverán si los históricos y quienes sumaban se han ido? ¿Podrá llegar Mancera al 2018 con una plataforma tan averiada? ¿De qué tamaño serán las revanchas entre morenos y perredistas?