El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
Pumas de corazón, con los colores en la piel y el escudo tatuado en el pecho, son sin duda los (as) diez finalistas a suceder al doctor José Narro en la torre de la Rectoría de la UNAM.
En pocos días, la Junta de Gobierno de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) habrá de definir quién llevará los destinos de la máxima casa de estudios del país para el cuatrienio 2016 al 2019. El humo blanco deberá elevarse a más tardar en las últimas horas del 16 de noviembre.
Y tal y como lo he sostenido en éste espacio, en reiteradas ocasiones, son cuatro de los 16 aspirantes iniciales y los diez finalistas, quienes en estos días sostienen entrevistas directas con los 15 connotados de la junta, los que se muestran nítidamente en la recta final y entre las preferencias de los unamitas.
Sin restar méritos, capacidades y oficio al resto de los contendientes, mi interés como universitario y periodista se ha centrado en las figuras y trayectorias de (en estricto orden alfabético para no afectar susceptibilidades): Sergio Alcocer, Francisco Bolivar Zapata, Enrique Graüe y Rosaura Ruiz.
Todos, pumas de corazón. Y que no se entienda que al decirse pumas significa que le van a los representativos deportivos de la UNAM: no, el decirse puma al interior de nuestra Universidad, es decir que amas los colores, comulgas con su filosofía y apoyas irrestrictamente su autonomía, su carácter público, su excelencia académica y su gratuidad.
Que te comprometes con los principios sustantivos de la superación en la enseñanza en sus tres niveles (bachillerato, licenciatura y posgrados), en ampliar la difusión de la cultura en todos sus aspectos, así como la divulgación de la ciencia y el quehacer del nuevo conocimiento.
Eso es ser puma, aspirar a que la UNAM esté entre las mejores del orbe y no solamente que vayas al estadio Olímpico Universitario, cantes a capela el himno universitario y te desgañites con los goyas cuando enfrentan tus equipos a sus rivales deportivos en la cancha.
Al momento de redactar éste despacho, habían acudido ante la Junta de Gobierno, cuatro de los diez aspirantes: Sergio Alcocer, Francisco Bolívar Zapata, Fernando Castañeda y Javier de la Fuente, algunas de sus impresiones fueron:
Alcocer luego de más de tres horas y media de reunirse con los integrantes de la Junta de Gobierno, el pasado lunes, señaló que pudo compartir su visión de país y de la Universidad. Confirmar con ellos los principios como universitario de toda la vida y como defensor incansable de la autonomía universitaria. El ex director del Instituto de Ingeniería dijo ante los reporteros que lo esperaban “les dije muy claramente que no pertenezco ni he pertenecido a ningún partido como tampoco tengo ninguna filiación de otro tipo más que ser puma de corazón”.
El aspirante agregó que dejó en claro que no aceptará, en caso de ser designado rector, ninguna injerencia de cualquier poder público o privado de sector partidario religioso o de otra índole en la universidad y que no tengo compromiso con nadie más que con la comunidad universitaria.
Ese mismo día fue entrevistado por la Junta el premio Príncipe de Asturias en Investigación Científica, Francisco Bolívar Zapata, quien se negó a conversar con los representantes de los medios. Su comparecencia duró poco más de tres horas y su gente pidió a los representantes de los medios consultar la página web donde se detalla su propuesta y su programa en 150 páginas.
A decir de los hechos mismos, la campaña de Bolívar Zapata en pos de la Rectoría no se ha centrado en los medios masivos, como lo han hecho la mayoría de los aspirantes. Alejado de reflectores, cámaras y micrófonos se ha dedicado a reunirse con investigadores y académicos. Sin duda es el menos mediático, pero quien goza de los mayores reconocimientos por su trayectoria como científico.
El martes, Javier de la Fuente, director de La Escuela Nacional de Estudios Superiores, campus León, enfatizó que no le obsesiona llegar a la rectoría sino que su interés real es que se debatan los temas que hoy atañen a la casa de estudios. “Hay dos tipos de protagonismos el que sólo aspira a dirigir la UNAM y el que aspira a poner en el centro de la discusión los grandes temas de la universidad”, enfatizó.
Fernando Castañeda Sabido, director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, externó que durante la reunión los miembros de la junta lo interrogaron sobre la internacionalización de la universidad y la cultura e identidad de los jóvenes, planteamientos –dijo– contenidos en su plan de trabajo para que los estudiantes asuman sus responsabilidades sobre los desafíos de la institución para el futuro y las áreas que se deberán desarrollar más.
Faltan seis aspirantes más, entre ellos las damas: Suemi Rodríguez será la penúltima y Rosaura Ruiz cerrará el último capítulo del proceso. Es el tiempo, pues, de la Junta de Gobierno. El turno de los 15 notables para tomar la gran decisión, y como dice mi amiga periodista y talentosa difusora de la cultura universitaria, Estela Alcántara:
“El elegido, que asume finalmente el liderazgo de una institución o de un gobierno, es encumbrado por un grupo de personas que casi siempre quedan a la sombra. Acá se trata de elegir a la persona que va a dirigir los destinos de la institución pública de educación superior más importante de este país y una de las más importantes de Iberoamérica. Los que van a elegir al líder de la institución son sólo quince distinguidos académicos, con enormes currículums y una gran responsabilidad institucional y moral.
“Ojalá emitan un voto inteligente y con visión de futuro. Que no sea un voto conservador de sus propios privilegios y de los de sus grupos o familias, sino un voto que mire a la institución con toda su responsabilidad nacional, como el factor más importante de movilidad social, como la casa de estudios donde tendrá que gestarse el cambio que este país necesita: la apuesta absoluta por la educación (pública) y la cultura, y el rescate de valores que se han echado por la borda”.
Sea pues la mejor elección.