Escenario político
A su regreso de vacaciones y con nueva alineación en su equipo, Miguel Ángel Mancera, jefe del gobierno capitalino, tiene ya como principal tarea –en materia de seguridad—resolver el artero crimen en contra de cinco personas en un departamento en la colonia Narvarte. Un crimen que por sus posibles connotaciones ha conmovido e indignado.
La ciudad de México, presumida como una de las más seguras del país ha sido seriamente golpeada: el multiasesinato de la Narvarte. Ha cobrado notoriedad pues entre los ejecutados había un foto-reportero y una activista de los derechos humanos, ambos hostigados por su trabajo en Veracruz y por las autoridades locales.
Así, todas las conjeturas e hipótesis, hechas a bote pronto, hacen que las pistas apunten a Xalapa, Ver, donde mal gobierna Javier Duarte y en cuya administración se han cometido diversos atentados contra los representantes de los medios de comunicación, y de donde Rubén Espinosa huyera para refugiarse en el DF, al igual que la activista, Nadia Vera, quien acusó a las autoridades de Veracruz de propiciar un clima de inseguridad.
Todo ello, más los 14 periodistas muertos durante la administración del priísta Duarte han llevado a suponer que la agresión pudo haber sido ordenada desde Xalapa, empero hay un dato que salta: la identidad de la joven colombiana, su estatus y sus actividades en el país.
La Procuraduría de Justicia del Distrito Federal, encabezada por Rodolfo Ríos Garza, dice tener ya dos testigos: una joven de 24 años llamada Esbeidi, quien asegura salió del departamento a las 8 de la mañana y los cinco ejecutados más tres hombres, entre ellos Rubén Espinosa, seguían en el departamento.
A última hora la primera hipótesis de las autoridades de la PJDF dio un vuelco al señalar que no nunca hubo tres hombres en el convite, sino que eren el mismo Rubén y su amigo Arturo (nuevo testigo) quienes llegaron a las dos de la madrugada y se fueron a las 9 de la mañana, aunque Rubén decidió regresar. Lo que hace suponer que los asesinos llegaron después de las 10 de la mañana.
La joven testigo afirmó a las autoridades que cuando regresó el viernes a las 21 horas encontró los cuerpos en la sala, baño y recámaras. Lo que lleva a suponer que la terrible acción criminal se perpetuó tiempo después de haber llegado la señora del aseo. O sea entre las 11 y 15 horas.
Entre los cuerpos estaba también el de una joven colombiana, dueña del Mustang Shelby, en el que huyó uno de los asesinos y que fuera localizado posteriormente en la demarcación de Coyoacán: las autoridades de la PJDF informaron que los asesinos revolvieron y saquearon el departamento, en la búsqueda de algo. En uno de los videos se ve salir a uno de ellos con una maleta grande.
La brutalidad con la que fueron ejecutadas las cinco personas, visiblemente torturadas y con tiro de gracia supone la actuación de criminales profesionales. Mancera promete actuar a fondo y agotar todas las líneas de investigación, incluida la que lleva a Veracruz y su gobierno. Desde Xalapa respondieron de inmediato que colaborarán en las indagaciones en todo lo que sea necesario.
El caso tiene sin duda todos los ingredientes para el sospechosismo y la confección de una novela policiaca: un gobernador señalado de que su entidad es una de las más peligrosas del país para el ejercicio periodístico como lo demuestran los 14 compañeros asesinados y un puñado más de desaparecidos, ataques a instalaciones de diarios; un periodista hostigado, amenazado por su labor informativa; una activista que constantemente había denunciado el clima de violencia que se vive en el estado del litoral del Golfo.
No obstante, hay un elemento que salta: una bella y joven colombiana de la que aún no se tiene su identidad completa, su estatus legal y su forma y estilo de vida. Todo hace suponer que los sádicos asesinos fueron invitados por ella y los conocía de tiempo atrás, y estos la ultimaron con saña. Nicole mostraba el mayor número de laceraciones y signos de abuso sexual. Posiblemente iban por ella. Lo demás son daños colaterales.
Así, la teoría sobre un posible asesinato de tintes políticos pende en el aire pese a todas encuestas que se hagan y el desatado sospechosismo, pues no es con encuestas con y “me late” como se resuelven los crímenes; es con trabajo de investigación riguroso, transparente y certero de los cuerpos policiacos. Y esa tarea es, hoy por hoy, la gran responsabilidad y prioridad del jefe de Gobierno capitalino y todo el equipo encargado de dar protección y seguridad a los habitantes de la megalópolis.
El punto toral está ahí, en la creciente inseguridad que hay en la ciudad capital, donde y pese a que se niegue en el discurso opera ya fuertemente el crimen organizado. En bares y antros de la Condesa corren sin mayor problema las drogas fuertes. En la memoria aún el caso Heaven donde fueron levantados una decena de jóvenes que aparecieron posteriormente ejecutados; el empresario restaurantero recientemente baleado por no pagar derecho de piso; los cuenta habientes acribillados por asaltantes que los cazan luego de sacar dinero del banco; la mujer asesinada anteayer en una taquería en la colonia San José Insurgentes. Y contando.
Empresarios y organizaciones sociales han hecho ver al jefe de gobierno que hay una espiral de violencia y señalan que hay diversas bandas de delincuentes ligados al crimen organizado que actúan en completa libertad en la ciudad de México, “con una tranquilidad pasmosa operan pues saben que no serán perseguidos, pues para las autoridades no hay crimen organizado”, acusa Guillermo Gazal, presidente de Procentrhico.
Ojo Gobierno capitalino: el crimen organizado está aquí y opera impunemente, como lo ha hecho ver la ciudadanía y se niega neciamente en el discurso gubernamental.