
De frente y de perfil
Ya casi para finalizar el invierno, la naturaleza nos prodigó huracanados vientos del norte, ráfagas frías y potentes que limpiaron el contaminado cielo chilango. La ciudad rosada del gobierno de la ciudad de México se encontraba cubierta por un manto gris, muy gris.
Sin embargo, no pasaron ni siquiera 48 horas en las que gozamos de un cielo completamente azul y sin nubes, para que en seguida se enturbiara el ambiente al grado de decretar contingencia ambiental, es decir que nos moríamos con tan sólo respirar.
Vinieron, pues, medidas emergentes como obligar a dejar de circular autos con diversos engomados sin importar el modelo. También se ofreció la gratuidad del metro y el metro bus y se pidió a la población dejar de hacer ejercicio al aire libre. Muchos enfermaron de males bronco respiratorios, otros se asustaron por posibles enfermedades, pues los virus de la influenza estaban también latentes.
La gente de Miguel Ángel Mancera culpó a los automovilistas, a la vuelta de casi 600 mil autos sacados de circulación por el draconiano doble hoy no circula y de vuelta a las calles por un fallo de la Suprema Corte de Justicia que vio lo improcedente de la norma, de mal ambiental.
Durante tres días hubo contingencia ambiental y todos obedecimos las disposiciones del gobierno de la ahora CDMX y nos vimos obligados a utilizar el transporte público, o bien caminar y caminar. Bueno hasta los mismos integrantes de la clase política dejaron sus flamantes automóviles (los de ellos y sus escoltas) para transportarse en bicicleta y metro.
Un baño de pueblo obligado el que tuvieron que hacer diversos legisladores, en un acto más demagógico que solidario, pero que sirvió para que constataran la calidad de los servicios. La gente de a pie que los detectó les exigió lo hicieran más seguido y en horas pico. Su respuesta fue un no sutil, sin embargo sirvió para que arremetieran contra la sobresaturación del mismo, las pocas corridas y la necesidad de eficientarlo.
Aquellos políticos que optaron por transportarse en bicicleta también pudieron atestiguar la falta de condiciones para hacerlo en una ciudad donde los espacios son disputados fieramente por automovilistas, conductores de transporte público concesionado (taxis, microbuses y buses colectivos), motociclistas y los mismos ciclistas. Pudieron observar la ausencia de ciclovías bien planeadas y diseñadas para recorridos largos, la falta de señalización y, sobre todo, la ausencia de una cultura cívica colectiva.
La contingencia ambiental, luego de 72 horas, fue levantada, no por las medidas adoptadas, sino por los vientos suaves que volvieron a limpiar a la antaña región más transparente.
Y sí, pasado el susto de la contingencia y los cielos pardos, volvimos a lo mismo: automovilistas estacionados en doble y hasta triple fila; ciclistas conduciendo en contraflujo y sin voltear en las esquinas; transportistas en unidades grandes (camiones de basura, de cascajo, cerveza y refrescos) circulando por Insurgentes ocupando los tres carriles; peatones esquivando autos, cruzando a mitad de las calles y no en las esquinas; cerrones y amagos de todos los que conducen una unidad con motor, exponiéndose a la madrina de algún guarura.
O sea los mismos gandallas de siempre, conduciendo sin ponerse el cinturón de seguridad, hablando por celular y pintándose los ojos, sin respetar las señalizaciones en las esquinas, acelerando en lugares prohibidos, valiéndoles gorro el nuevo reglamento de tránsito y sus sanciones recaudativas.
Es la hora de todos, de que todos cooperemos y hacer de esta, la capital del país, un sitio más habitable, no se diga amable, con sólo que sea habitable y seguro.
Pero para evitar días de contingencia ambiental no basta con endurecer el Doble Hoy No Circula o un reglamente de tránsito que reduzca la velocidad. No, la solución es integral y de una responsabilidad mayor de las autoridades que mal gobiernan la ciudad. Físicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han señalado que al reducir la velocidad, los automotores no tiene un desempeño óptimo al no haber buena combustión.
“Las medidas tomadas por las autoridades metropolitanas para evitar los altos niveles de contaminación carecen de visión a mediano y largo plazos no se basan en argumentos científicos ni aportan soluciones integrantes y han favorecido el uso del automóvil así como el crecimiento del parque vehicular, señalaron especialistas.
“La semana pasada en la zona metropolitana del Valle de México hubo 72 horas de contingencia continua por los altos niveles de ozono derivados de la gran cantidad de automóviles que circulan», afirmaron Luis Zambrano González investigador del Instituto de Biología de la UNAM y secretario ejecutivo de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel, así como Mireya Imaz Gispert directora del Programa Universitario de Estrategias para la Sustentabilidad, quienes coincidieron en que las medidas tomadas a partir del Hoy No Circula complicaron el problema debido a que creció el número de automóviles por familia para transportarse toda la semana.
Señalaron que esta posición de los ciudadanos se da por el ineficiente transporte colectivo que se ofrece en el Valle de México y las políticas generan preferencia por el uso del automóvil con la construcción de segundos pisos y supervías, así como exención en el pago de la tenencia.
“Las soluciones indicaron deben basarse en criterios científicos e inclinarse hacia un cambio de visión para que los habitantes se den cuenta de la conveniencia de usar transporte colectivo y mejorar ese servicio como sucedió hace unas décadas en Londres y Nueva York”, según publicó La Jornada del 22/03/2016.
De qué tamaño estuvo el dislate del GDCMX que hasta el mismo jefe del Ejecutivo Federal le tuvo que enmendar la plana al doctor Mancera y compañía, ante tremendo traspiés.