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Alfa omega del recuerdo
La creciente pérdida de valores y principios nos llevan a una involución continua y nos precipitan a un abismo de barbaries en el que parecería perdemos la capacidad de asombro, y más aún, la de reacción: en esto no deja de llamar la atención el trato que algunos “hombres” dan a las mujeres y a los jóvenes.
En éste país, donde muchos se santifican y arrodillan ante la imagen de la Virgen de Guadalupe es cosa común el sacrificio de sus propias mujeres.
Así, aquél cabezal histórico de Alarma, publicación especializada en casos policiacos totalmente amarillista: “Violóla y matóla con una pistola” cobra cruel relevancia al multiplicarse los casos de femenicidios y ultrajes a nuestras mujeres a lo largo y ancho del país. Una ola de violencia que se eleva y pese a su creciente cresta se minimiza, se niega o bien se oculta.
Los casos abundan y bastaría mencionar el tristemente célebre de los llamados porkys de Veracruz, jóvenes junior protegidos por la riqueza e influencia de sus padres poderosos, que al amparo de la corrupción e impunidad han librado el brazo de la justicia y no han sido llevados ante la ley para responder por el secuestro, maltrato y violación de una menor de edad. Un hecho que cobró relevancia en las redes sociales y que ahora ha provocado la indignación generalizada.
El asunto revela la lentitud de la justicia, la opacidad de la misma y la diferencia en la que ésta se otorga. Si tienes dinero e influencias todo se enredara a tal punto que la víctima puede resultar criminalizada y los victimarios contarán con tiempo para su defensa o bien huir del país.
Ahora resulta que a decir de los padres de los porkys, la familia de la víctima trató de chantajearlos, que lo que buscan es politizar el caso, como si una privación de la libertad, ataque en pandilla y violación tuviera tintes políticos. Nada más absurdo. Si la gente ha salido a protestar en el puerto jarocho y en la vecina municipalidad de Boca del Río es en solidaridad con quienes ven como ellos, ajenos y desprotegidos por la ley, en una entidad cuyo gobernador, Javier Duarte se ha mantenido en la mira por sus pésimas acciones de gobierno donde se multiplican los hechos de violencia.
Una vez más el estado que mira al golfo y que fuera considerado la principal entrada marítima del país cobra relevancia, y no por hechos históricos, sino por la violencia en el que está inmerso. El caso de los porkies sólo desnuda, si se pueden desnudar más, la poca o nula impartición de justicia ante un hecho lamentablemente cotidiano, el abuso a mujeres. Pero hay más en el fondo de las apacibles aguas del golfo.
La joven victimizada debió de dar la cara, contrario a sus agresores que siguen bajos las faldas de mamá y publicó en su muro de Facebook un texto en el que llama a la mesura a las personas que la juzgan, reprocha a sus presuntos agresores que continúen mintiendo a sabiendas de lo ocurrido y defiende el actuar de su padre, quien intentó llegar a un acuerdo con los padres de los implicados.
Valiente y sincera Daphne expone:
“Sí, he tomado; sí, he salido de fiesta; sí, he usado faldas cortas, como la gran mayoría, por no decir que todas las niñas de mi edad. ¿Por eso me van a juzgar? ¿Por eso me lo merecía? ¿Por eso pasó lo que pasó? ¿Por andar de noche con mis amigas?
Para ella cada vez que una persona escribe en redes sociales frases como no sabemos si son inocentes es como “una patada en el estómago. Me siento triste porque me siento sola. Sé que no es así pero así lo siento, muchos de mis ‘amigos’ y muchos de mis ‘conocidos’ dudaron y me juzgaron antes de que salieran los videos, y aun con los videos siguieron o siguen criticando”.
De sus presuntos los juniors porkys dice: “No sé cómo no están perdiendo la cordura después de tantas mentiras, porque sé que de sus corazones y mentes no podrán borrarlo. Podrán decir lo que sea; su abogado podrá inventar mil tonterías, pero en su conciencia va a estar de por vida”.
Al mismo tiempo que nos adentramos en la tragedia de Daphne, desde Xalapa, la capital del estado, llega la nota de otra joven abusada, ultrajada y violada por el hijo de un funcionario público, Rafael Cruz Hernández, director general de Pesca y Acuacultura del gobierno de Javier Duarte de Ochoa, según una investigación de la Fiscalía General del Estado (FGJ).
No dudo que los casos crecerán y se multiplicarán con el ejemplo de valentía de Daphne, la joven agredida por los Porkis. Más de estas ruines situaciones saldrán a la luz y Duarte junto con sus allegados en materia de impartición de justicia tendrán que responder a la sociedad con la aplicación de la Ley, sea quien sea.
De nuevo en la mira Veracruz, en lo que más duele: el agravio y daño a nuestros hijos.
Y no es todo pues a los cinco jóvenes levantados y desaparecidos en Tierra Blanca ahora se suma el de los tres jóvenes secuestrados en Papantla. Ambos hechos perpetrados por fuerzas de seguridad, fuertemente infiltradas por el crimen organizado.
Hasta el momento nada se sabe de los tres nuevos jóvenes levantados por policías municipales de. Los policías detenidos han solicitado la ampliación del plazo constitucional para responder de los cargos que se les imputan. Mientras tanto la búsqueda continua, como continúa la angustia de los familiares por saber del paradero de sus hijos.
De nada sirvieron las palabras de Francisco en su visita pastoral, pues seguimos sacrificando a nuestras mujeres y jóvenes. La descomposición avanza.