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Congruencia y coherencia política
¿Quién no conoce Acapulco?
¿Quién no ha pasado en la joya del Pacífico unas vacaciones inolvidables? De siempre, lugar paradisiaco para las lunas de miel y las escapadas con la novia, sede de uno de los torneos de tenis más importantes del continente y lugar de aventuras incomparables.
Por sus playas, sus restaurantes, bares y discotecas, además de su gran infraestructura hotelera, el puerto turístico de Guerrero, ubicado a tan sólo 369 kilómetros de la capital del país, es una referencia obligada en el mapa vacacional de extranjeros y nacionales.
Para los reporteros que cubrimos (y cubren aún) hechos violentos en el estado de Guerrero, Acapulco es la parada obligada, estratégica y logística previa a las incursiones a la Montaña o bien dirigirse a los municipios de Coyuca de Benítez o Atoyac de Alvares, en la costa grande, donde sabíamos se movía la guerrilla o los grupos armados del narcotráfico.
La violencia y la sinrazón se enseñoreaban en los lugares más apartados del puerto, en los municipios pobres alejados de la opulencia de la zona diamante, pero hoy ha bajado a sus playas, a su ciudad turística por excelencia. No resulta ocioso recordar que la principal fuente de ingresos en la entidad proviene de la llamada industria sin chimeneas: el turismo.
Hoy en día, el puerto de Acapulco está en jaque por el crimen organizado. Las balaceras, los ajusticiamientos, los secuestros, las desapariciones y las extorsiones lo tienen semiparalizado. Imágenes de recorridos nocturnos muestran una ciudad fantasmal con los comercios, las discotecas y los bares cerrados. Un adiós temporal a la bulliciosa y constante vida nocturna. Un adiós a los cruceros. Un adiós a las convenciones. Un adiós a las vacaciones de verano.
Acapulco parece perdido en medio de la lluvia de balas y sus ríos de sangre. Leo en la nota principal del diario Reforma, fechada el 25 de abril:
Acapulco, Gro. “Enfrentamientos armados en la zona turística de este puerto provocaron ayer la suspensión de clases y el cierre de restaurantes, bares y locales comerciales. Alrededor de 3 mil 800 establecimientos bajaron las cortinas y no abrirán hasta tener condiciones de seguridad en la zona, anunció el presidente dela Federación Estatal de las Cámaras de Comercio de Guerrero, Alejandro Martínez Sidney.
“Esperemos que esta suspensión traiga un anuncio del Presidente de la República, Enrique Peña, para poder regresar a las labores, mientras tanto nosotros permaneceremos cerrados”, advirtió el empresario.
El reportero de Reforma, Alfonso Juárez informó: “Tras un recorrido por el puerto, se constató que escuelas públicas y privadas en la zona no abrieron. Unos 100 planteles decidieron suspender clases, reconoció el Gobierno estatal”.
El gobernador Héctor Astudillo afirmó, a su vez, que todo fue una reacción por la detención de Nicolás Nájera Salgado, presunto jefe de “Los Espartacos”, brazo armado de “Guerreros Unidos”, que opera en Iguala, y de quien se presume puede ser pieza clave en la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa el 26 y 27 de septiembre de 2014.
Para el gobernador priísta de la entidad “los hechos se han exagerado” y los videos manipulados. Y pide a la población regresar a la calma y a la normalidad.
Desde la distancia creo que la calma y la normalidad tardarán mucho en regresar al bello puerto de Acapulco. Las autoridades estatales y municipales de aquella entidad están, desde hace tiempo, rebasadas ante la embestida de las bandas criminales. Los operativos federales no han dado los resultados esperados y los criminales se han envalentonado.
El hecho más reciente y que puso los ojos en aquella entidad, concretamente en Acapulco, se escenificó la noche del domingo pasado, cuando se registraron al menos tres enfrentamientos armados, persecuciones y ataques contra instalaciones de fuerzas de seguridad federales y restaurantes en la zona turística, lo que dejó un saldo de al menos dos personas muertas y un uniformado lesionado. Desde entonces la famosa costera Miguel Alemán, donde se erigen hoteles de cinco estrellas, gran turismo y turismo diamante, luce desierta, a oscuras y desolada por las noches.
Al respecto el diario Excélsior, en un llamado de su primera plana, señala que del viernes al pasado domingo, el principal puerto turístico del país vivió días de terror con balaceras y persecuciones, que se escenificaron desde el zócalo y a lo largo de la costera Miguel Alemán con un saldo de seis muertos. A su vez, El Universal en nota de portada afirma: “No Cesa la violencia en Guerrero, en Acapulco, sujetos armados atacaron a policías federales en la vía Miguel Alemán, lo que provocó pánico entre la población y cierres de comercios, al menos 100 escuelas cancelaran actividades”.
En otro punto de la entidad, en Taxco, fue asesinado el periodista Francisco Pacheco Beltrán, su muerte además de lamentable y condenable, es de destacarse y debe de aclararse, pues horas antes de su muerte había subido en su cuenta de twitter un video sobre las balaceras en Acapulco, que tituló como: “otro episodio violento entre los cárteles y policías federales”.
“Acuérdate de Acapulco de aquellas noches María bonita, María del alma; acuérdate que en la playa, con tus manitas las estrellitas las enjuagabas”, cantaba el flaco de oro Agustín Lara.
Esperamos, que no quedé en un recuerdo Acapulquito, urge rescatarlo de la delincuencia organizada.