Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
Panamá Papers, un evento histórico del periodismo mundial.
Desde la terminación de la Segunda Guerra Mundial ninguna noticia había alcanzado a todas y cada a una de las naciones del mundo, todas, sin excepción, hasta las no reconocidas como país, caso de Palestina y Malta, o las señaladas por su régimen, como Siria. Todas fueron alcanzadas por el escándalo de Panamá Papers.
El alcance de esta noticia incluso puso en la mesa la pregunta de ¿cuántos países tiene el mundo?
La Organización de la Naciones Unidas (ONU) reconoce a 196 países, la enciclopedia digital Wikipedia cuenta a 194, y el escándalo Panamá Papers alcanzó a ¡202 países!, según algunos medios de Argentina, Costa Rica, Gran Bretaña y México, como El Universal en sus gráficos del caso.
La nota publicada inicialmente por el diario alemán Sûddeutsche Zeitung, alcanzó en 24 horas más de 60 millones de menciones en la internet, a cinco días de su publicación llegó a 121 millones de referencias en la red.
Tuvo versiones inmediatas en otros medios de distribución mundial como The Guardian, Le Monde, el Miami Herald, La Nación, el Confidencial, la BBC y otros 100 medios en todo el mundo, ésta cifra supera ya los 107 mil medios de comunicación de todo el mundo que han retomado la nota, ¿de verdad hay tantos?
Como referencia vale mencionar que la muerte del Papa Juan Pablo II, en abril de 2005, sólo llegó a 3.5 millones de réplicas en internet, hoy esta nota, a 11 años de repeticiones y reportajes de seguimiento, ha sido retomada 10 millones de ocasiones, menos del 10 por ciento de lo que ya alcanza el Panamá Papers en cinco días, según cifras de The Global Language Monitor, una empresa estadunidense de medición en Internet.
Según la BBC de Londres y Le Mond de París, la nota del Panamá Papers ha tenido 46 veces más difusión que las filtraciones de Wikileaks, y no hay comparativo cercano a la cifra de 11.5 millones de documentos “filtrados” para la investigación que supuestamente llevo un año, ocupan una memoria de 2,6 terabytes, contienen información sobre 214.488 entidades ‘offshore’ conectadas a gente de más de 190 países y territorios.
La firma de abogados Mossack Fonseca, corazón del escándalo Panamá Papers, tiene oficinas en 35 países del mundo, negocios en al menos otros 76 (hay naciones que tienen menos embajadas y relaciones) y una lista de clientes que van desde Jefes de Estado como Vladimir Putin, hasta narcotraficantes como Rafael Caro Quintero.
Los datos que se proporcionan en la información filtrada se extienden desde la década de los 70 hasta comienzos de 2016, ¡46 años de operaciones! Que ahora se conocen por una filtración.
Se involucra al mencionado despacho en la compra de industrias y empresa petroleras en África; de armamento en Medio Oriente; de financiamiento de la guerra en Siria; en la trata de personas, narcotráfico, lavado de dinero, y sobre todo evasión fiscal, hasta en la compra de yates en Islas Vírgenes, o empresas en las Bahamas, pero su actividad central es buscar las mejores condiciones fiscales y financiera para sus miles e importantes clientes con toda discreción, eso es legal.
Están en la lista de clientes doce jefes de Estado, líderes 140 políticos, 61 familiares o socios cercanos a líderes políticos, futbolistas, empresarios, actores y otras personalidades públicas, así como a más de 14 mil 500 bancos, despachos y compañías financieras con los que la firma negocia desde 1990.
Vaya golpe mediático que no pocos señalan fue posible realizar de forma coordinada por medios de comunicación de distintos países asociados a la ICIJ (International Consortium of Investigative Journalists) o Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación.
WikiLeaks a través de un comunicado asegura que el escándalo de Panamá Papers fue organizado y financiado por la Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP) y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), dirigido especialmente contra el presidente ruso Vladimir Putin.
«La filtración de los Panamá Papers forma parte de una gigantezca maniobra jamás antes vista liderada por los medios de comunicación y la comunidad financiera internacional para conseguir transferir los fondos de las empresas offshore a los bancos de Estados Unidos, de Reino Unido y de Alemania», dijo el analista político internacional, Jorge Kreiner.
Pero alcanzó a todos:
El presidente de Islandia, Olafur Ragnar Grimsson acortó una estancia en Estados Unidos para regresar de forma precipitada a su país, donde su primer ministro Sigmundur David Gunnlaugsson renunció por estar en la lista de clientes. El primer ministro inglés, David Camerón, admitió que tuvo una participación de 30 mil libras esterlinas (42 mil dólares) en un fondo «offshore» de su padre. El presidente francés, Francois Hollande, pidió a la comunidad europea poner a la lista negra a Panamá.
Y claro, en México la cosa se puso seria, Aristóteles Núñez Sánchez, titular del Sistema de Administración Tributaria (SAT) anunció que se investigará a 33 personas por evasión fiscal, por el escándalo de Panamá Papers, no explicó si son parte de los más 280 mil casos abiertos por Hacienda, y si esos 33 son algunos de los 2 mil 232 mexicanos con cuentas en paraísos fiscales que registra esa misma secretaría y que deben más de 100 mil millones de pesos de impuestos”
“San Lázaro, ¿es nota o no es nota?”.