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CIUDAD DE MÉXICO, 14 de mayo de 2016.- La incorporación y permanencia laboral de las mujeres de países desarrollados ha empujado a sus sociedades a demandar mano de obra femenina migrante para transferirle tanto la atención del hogar como de niños y ancianos, reveló Genoveva Roldán, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.
Esto no es coyuntural: se ha gestado desde hace años, pues cada vez hay más empleadas en el sector de servicios, al tiempo que la fuerza laboral masculina ha experimentado una precarización que impacta en la subsistencia de sus familias, agregó la universitaria.
La casa de estudios detalló que en el marco del III Seminario-Taller Migración Femenina. Globalización de la Maternidad y del Cuidado, la investigadora resaltó que es imposible ignorar la incidencia de este fenómeno en Estados Unidos, pues en 2014 esta nación tenía 23.4 millones de personas nacidas en Latinoamérica y la mitad eran mujeres.
De ellas, se estima que el 41 por ciento es parte de la población económicamente activa de la Unión Americana, aunque este dato podría estar subestimado debido a que los censos no contemplan el empleo doméstico ni el de atención de menores de edad o ancianos por considerarlos poco regularizados, señaló en la Sala de Videoconferencias del IIEc.
Personal capacitado
Al impartir la charla La migración de mexicanas calificadas a Estados Unidos. Enfermeras y cuidadoras de la salud, Telésforo Ramírez, catedrático del Conacyt asignado al Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, destacó que su incorporación al mercado de trabajo internacional ha aumentado.
Al ponderar diversos factores, el académico ha encontrado un binomio entre el desplazamiento de mujeres capacitadas en atención y la globalización en el rubro. “Muchas profesionales de la salud, con licenciatura o posgrado, se insertan en cadenas internacionales a fin de supervisar el bienestar de adultos mayores y niños, o para ocuparse en hospitales, expuso.
Al analizar la literatura relacionada es posible ver que algunos autores han ligado este fenómeno con el concepto de “fuga de cuidados” (care drain), pues para los países de expulsión esto representa pérdida de mano de obra especializada; en cambio, a los de destino les ahorra la formación de recursos humanos, puntualizó.
Maternidad más allá de las fronteras
En su oportunidad, Hilda Eugenia Rodríguez, profesora de la Facultad de Economía de la UNAM, analizó el tema Experiencias de migración con hijos/hijas. La maternidad compartida, a fin de determinar qué pasa con la familia de quienes se desplazan.
“El proyecto está en fase inicial y partirá de dos hipótesis. La primera afirma que, al dejar su lugar de origen con el propósito de mejorar sus condiciones de vida, las madres recurren a algún conocido para cuidar a sus vástagos. La segunda supone que los últimos perciben a la migración como abandono”.