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Crean IPN y MIT sensor urbano inteligente móvil para monitoreo ambiental
MÉXICO, DF., 14 de agosto de 2015.- Obtener datos suficientes y confiables para identificar a un desconocido depende del estado de descomposición del cuerpo, de si éste se encuentra completo o si han pasado miles de años desde el deceso.
Así coincidieron expertos reunidos en el auditorio Raoul Fournier durante el Segundo Congreso de Ciencia Forense Dando nombre a los desaparecidos, organizado por la licenciatura del ramo de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Aseguraron que a partir del dedo chiquito del pie, del sarro dental o de huesos largos como el fémur o el húmero de un cadáver, es posible conocer la edad aproximada, género y contexto en que vivió y hasta lo que comió la persona fallecida, refirió la máxima casa de estudios en un comunicado.
Estudios presentados por la FM revelaron que obtener datos suficientes y confiables para identificar a un desconocido depende del estado de descomposición del cuerpo, de si éste se encuentra completo o si han pasado miles de años desde el deceso, como ocurre con los vestigios arqueológicos.
“Las huellas dactilares, los tatuajes, la sangre, el cabello y el tejido de hígado, riñón o músculo son las formas más habituales de identificación, pues facilitan cotejar características evidentes con las pruebas de ADN”, resaltó Elizabeth Alfaro López, de la Procuraduría General de Justicia de Nuevo León.
Alfaro López destacó que el reto de la identificación de personas aumenta su complejidad si los cuerpos que se analizarán están descompuestos, algo común en entidades donde los problemas de violencia conviven con las altas temperaturas que aceleran el deterioro.
“Si un cadáver está putrefacto, para su identificación deben elegirse dientes y huesos, que son los mejor conservados porque son duros; además, son una fuente rica de ADN”, precisó la especialista.
Recomendó a los futuros profesionales utilizar para ese fin piezas largas como fémur, húmero, cúbito, radio, tibia o peroné, así como el dedo chiquito del pie, correspondiente al meñique, pues se trata de una muestra de uno a cinco centímetros; ya lavado, se obtienen hasta 13 fracciones.
De huesos y dedos se hace una extracción orgánica para conseguir ADN que luego se amplifica y se lee para saber si la persona era hombre o mujer y si corresponde al material genético de algún familiar. Con este método, subrayó, se ha reducido el tiempo del proceso para lograr, entre 18 y 24 horas, un perfil de calidad.