Lilia E. Cárdenas Treviño, líder social y promotora cultural
MÉXICO, DF., 23 de diciembre de 2015.- México cuenta con un patrimonio cultural de enorme riqueza y hoy es tiempo de consolidar un sistema nacional de registro y estudio de estos bienes, no sólo los prehispánicos y virreinales, sino de todas las épocas, hasta el presente, planteó Clara Bargellini Cioni, integrante del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM.
Nuestro país, se informó en un comunicado, tiene una tarea seria, que se debe desarrollar y apoyar para ampliar el conocimiento y facilitar futuros estudios; además, ese registro debe servir en los casos de desaparición y reclamo de piezas, pues las que son robadas pueden terminar en el mercado ilegal, señaló la experta.
Para recuperarlas se necesitan inventarios confiables; por ello, la UNAM, a través del IIE, en colaboración con los institutos nacionales de Antropología e Historia y de Bellas Artes, así como otras instancias, participa en un proyecto encaminado a ese objetivo.
“Estudiamos y avanzamos en cómo hacerlo de manera sistemática y unificada; con los apoyos y medios brindados por las tecnologías de la información se vislumbra la posibilidad de desarrollar un registro del patrimonio nacional de forma completa, con el uso, en la medida de lo posible, de un lenguaje uniforme y consensuado. La idea es no volver a empezar una y otra vez, sino tener catálogos que sirvan para su estudio y protección”.
La conservación del arte depende de conocimientos más amplios y sistemáticos de los que se tenían hasta hace poco tiempo, relativamente. Se han dado grandes pasos en décadas recientes en cuanto al análisis y caracterización de los materiales que constituyen las obras, y en las posibilidades de los análisis científicos y de procesos fotográficos y de registro que sirven para entenderlas y tomar mejores decisiones en cuanto a procedimientos a seguir.
En el Laboratorio Nacional de Ciencias para la Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural hay especialistas que trabajan de manera interdisciplinaria desde la UNAM; expertos del IIE colaboran con otros de los institutos de Física y Química, así como del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares, para laborar con instituciones encargadas del patrimonio y estudiar la materialidad de las piezas.
El caso de Chihuahua
Nuestra nación cuenta con grandes museos, pero hay lugar para más, consideró Bargellini. Por ello, participa en el proyecto de uno nuevo, dedicado al arte virreinal del norte del territorio, que se ubicará en la ciudad de Chihuahua.
En esa región hay mucha materia para el estudio de la arquitectura, pero también pinturas, esculturas, textiles, platería y otros tipos de piezas que deben conservarse, estudiarse y darse a conocer.
Existió un museo de arte sacro, junto a la catedral de Chihuahua, desde la década de 1970; también hay otros, locales y pequeños, pero es necesario “formar instituciones con más solidez y apoyo”, donde el patrimonio artístico no sólo se pueda mostrar, sino donde se tengan programas de estudio y conservación.
La especialista recordó que en el norte de la Nueva España se dio un sistema misional a cargo de las órdenes religiosas, principalmente franciscanos y jesuitas, cuyo objetivo era convertir a las poblaciones indígenas al cristianismo, al tiempo que apoyaban la colonización europea.
La arquitectura y las artes fueron fundamentales en esa tarea y conformaron los espacios e imaginarios de las generaciones posteriores, y hasta la fecha, tanto en los sitios de las antiguas misiones como en los poblados de españoles.
En el actual estado de Chihuahua se conservan las iglesias más antiguas del sistema misional jesuita. Ejemplo de ellos es una pequeña versión de una basílica paleocristiana a semejanza de las iglesias de la primera cristiandad en Roma; fue levantada en el siglo 17 a iniciativa de un jesuita en Carichí, en la región de la baja Tarahumara.
Además, se adornaron estas iglesias con pinturas, esculturas, platería y otros objetos de arte. Algunas piezas se hacían en las propias misiones, pero muchas se enviaban desde la ciudad de México o Guadalajara. Los objetos no eran menores, se mandaban artefactos de calidad y algunos aún se conservan. “Viéndolo nada más desde el punto de vista artístico, hay piezas notables de maestros importantes, como el pintor Miguel Cabrera”, relató.
Y en algunos lugares existen pequeños museos; las comunidades tratan de cuidar sus tesoros, no siempre en buenas condiciones. De ahí la importancia de emprender acciones y que se construya el nuevo recinto.
“Faltan sitios dónde cuidar y estudiar este arte, que sirvan de centros para generar y divulgar información y llevar a cabo eventos culturales; donde se establezcan relaciones con instituciones de enseñanza y de difusión de la cultura. En este caso serán importantes las relaciones con instituciones mexicanas, pero también con otras en Estados Unidos. El plan es hacerlo de manera profesional y es ahí donde los universitarios pueden aportar», concluyó.