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MÉXICO, DF., 6 de junio de 2014.- Los pozos de absorción (también llamados de infiltración) constituyen una alternativa viable para aliviar el problema de abastecimiento e inundaciones en el Distrito Federal, de acuerdo con investigadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Iztapalapa.
Esa unidad académica cuenta con un pozo de este tipo y un grupo ha investigado por cerca de una década los beneficios de este tipo de estructuras.
“La principal finalidad de un pozo de infiltración es capturar el agua de lluvia y evitar que se vaya al drenaje al dirigirla hacia el acuífero, lo que permite que se recargue. Adicionalmente, algunos pozos están colocados en sitios estratégicos que regularmente se inundaban con las fuertes lluvias que azotan a la ciudad de México y ello evita que se saturen las alcantarillas y se generen inundaciones”, explica en entrevista con Quadratín México Eugenio Gómez
Reyes, profesor investigador adscrito al departamento de Ingeniería de Procesos e Hidráulica de la UAM-I.
Actualmente la ciudad de México cuenta con alrededor de 300 pozos de absorción (todos bajo el control del Sistema de Aguas de la Ciudad de México), concentrados principalmente en las delegaciones Iztapalapa y Tláhuac.
Sin embargo, el experto con más de 20 años de experiencia en el estudio de la problemática del agua en la capital del país advirtió que existen puntos de atención urgente como la Sierra de Guadalupe, en Cuautepec, al norte de la ciudad (donde no existe ningún pozo de esta naturaleza a pesar de las inundaciones que se registran); varias zonas del sur de la ciudad, concretamente en la delegación Tláhuac, donde termina el Ajusco, cerca del Periférico, y en la propia delegación Iztapalapa.
El estado de México también requiere atención inmediata, como la zona de Nezahualcóyotl.
“Esos son puntos estratégicos donde debería haber sistemas para la recarga del acuífero”.
El experto destacó la ventaja de que este tipo de pozos recargan el acuífero, lo que permite tener mayor disponibilidad de agua, además de que “en los experimentos que hemos hecho en UAM Iztapalapa se demuestra que la calidad del agua que se infiltra es mucho mayor que el agua nativa del acuífero de Iztapalapa. Los pozos ayudan a diluir la concentración de las sales que existen en el acuífero de Iztapalapa, por lo tanto, mejoran la calidad del agua localmente en el punto de inyección”.
A lo largo de ocho años los investigadores de la unidad Iztapalapa de la UAM han inyectado agua al acuífero aunque “es de sistema controlado porque viene de las azoteas de los edificios y éstas se limpian antes de la temporada de lluvia; ello significa que hay control para que una vez que el agua entre al drenaje pluvial no haya otro contaminante más que lo que las azoteas pudieran haber tenido, o sea, es un agua muy limpia”.
Sin embargo, los casi 300 pozos no cuentan con ese sistema controlado, es decir, el agua cae sobre el pavimento y lleva basura, por lo que “el problema está en cómo podríamos asegurar que la calidad del agua es buena”.
No obstante, los investigadores universitarios se encuentran trabajando en ello y ya presentaron una propuesta al SACM para que su cuerpo de ingenieros pueda validar la información que se genera en dicha investigación.
“Queremos convencerlos de que (este tipo de pozos) es una alternativa factible. No va a resolver el problema de abastecimiento en la ciudad pero va a ayudar en tanto equivale a traer agua de Tula, de Cutzamala, de Temascaltepec, y a la mitad de precio”, concluyó.