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MÉXICO, DF, 12 de diciembre del 2014.-El tiburón toro es una especie de importancia económica en el país, especialmente por sus aletas, que se consumen en el mercado de exportación, informó la Universidad en un comunicado.
En el Golfo de México su captura se concentra en adultos, pero en Cancún y Ciudad del Carmen, Quintana Roo, a donde migran gran cantidad de hembras a aguas someras, los humanos las pescan aún preñadas y afectan gravemente las poblaciones.
En el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM, Píndaro Díaz Jaimes dirige un estudio que busca crear una estrategia de conservación y manejo. Para conocer las poblaciones locales, realiza marcaje de individuos mediante sondas acústicas y el muestreo de tejidos para llevar a cabo estudios genéticos, en colaboración con investigadores de organizaciones civiles.
“En el laboratorio analizamos la relación entre los efectos de la pesca y la diversidad genética de los organismos marinos, sobre todo en especies de gran tamaño o depredadores tope como los atunes, los picudos y los tiburones. Lo que queremos es preservar las poblaciones naturales”, dijo.
Otro objetivo de la investigación es delimitar qué es una unidad de pesca, la cual permite valorar cuántos individuos se pueden capturar sin poner en riesgo una población.
Esto tiene algunos problemas sociales. Por ejemplo, las vedas implementadas en el Pacífico y en el Golfo de México han ocasionado inconformidad de comunidades locales de pescadores. “Son decisiones que requieren tomar en cuenta la parte ambiental y la social”, destacó Díaz Jaimes.
Para ser eficientes, las vedas deben respetar la época de reproducción de los animales, pero también es necesario recabar más información biológica. “Por ejemplo, en el caso del tiburón toro se etiqueta todo el recurso, sin tomar en cuenta condiciones biológicas particulares de sus poblaciones”, abundó.
Zonas de reproducción y crianza
Para conocer a detalle las poblaciones naturales, los investigadores del ICMyL profundizan en las características biológicas de las zonas de crianza.
“El tiburón toro se caracteriza por visitar lagunas costeras o estuarios. Las hembras los usan como áreas de crianza. Como ocurre con las tortugas y algunos mamíferos marinos, regresan al año siguiente a los mismos sitios, depositan sus crías y éstas crecen ahí durante dos a tres años, hasta que alcanzan una talla adecuada y salen a mar abierto”, explicó.
En cada evento, las hembras retornan al mismo sitio reproductivo y las crías se desarrollan generación tras generación. “Eso les confiere importancia a los ecosistemas desde el punto de vista de la conservación de las poblaciones naturales y por ello impulsamos que sean protegidas”, añadió.
Actualmente, Díaz Jaimes y sus colaboradores trabajan en lagunas costeras de Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, con la aportación de datos científicos de las poblaciones locales para identificarlas y protegerlas a futuro.
Profundizar en análisis genético
En su labor, el universitario analiza el material genético y lleva a cabo estudios de campo para definir cuáles y cuántas son las zonas de crianza, con la idea de tener áreas protegidas para los tiburones toro.
La situación es preocupante, en Campeche su población ya tuvo un colapso, y aunque logró recuperarse, se pesca de forma desregulada, alertó el experto.
Cada hembra puede tener de 10 a 15 crías, pero son de crecimiento lento y su madurez sexual es tardía, hasta los 16 o 17 años. “Si se les captura frecuentemente se vuelven vulnerables, con escasas crías”, reiteró.
El investigador precisó que es importante conocer el nivel de diversidad genética que existe en cada población local, pues ofrece información de su historia evolutiva.
Para muestrear tiburones toro, los especialistas dependen de la pesca comercial y del marcaje que realizan expertos rastreadores del movimiento de estos grandes animales. “Así se obtiene un fragmento de tejido, generalmente músculo, y podemos hacer los análisis genéticos”, finalizó.