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MÉXICO, DF, 30 de octubre de 2014.- «El despertar nacional está a la vuelta de la esquina. Con Ayotzinapa, el Politécnico y todas las universidades hermanas que se nos han unido el gobierno se está percatando de que nos tiene que rendir cuentas, que tiene que seguir una política que nos beneficie a todos», sostiene Héctor Hernández Mireles, estudiante de la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía del Instituto Politécnico Nacional y uno de los 22 representantes politécnicos para la mesa de diálogo con las autoridades federales.
Y añade: «Una prueba de ello va a ser cuando responda satisfactoriamente a los puntos de nuestro pliego petitorio».
A un mes de que iniciara el paro generalizado en las 44 escuelas del Instituto Politécnico Nacional (IPN) por la oposición de los estudiantes al reglamento interno aprobado el 24 de septiembre pasado y los planes de estudio vigentes por considerar que «tecnifican» la educación, y en demanda de la democratización del IPN, el joven estudiante de Medicina afirma que la lección que le queda «es que los estudiantes tienen la fuerza para lograr sus objetivos».
La entrevista tiene lugar a unas horas de que se dé una nueva movilización en demanda de la aparición con vida de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala, Guerrero y en el contexto de una jornada de análisis para discutir la propuesta federal de instalación del diálogo público el martes próximo en la biblioteca José Vasconcelos, luego de que la Secretaría de Educación Pública declinara asistir este jueves al centro cultural Jaime Torres Bodet a dicho encuentro.
Para Juan Alfredo Hernández García, estudiante de doctorado de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB), «está claro» que para los politécnicos la sede no es un obstáculo para iniciar el diálogo. «Por el contrario, es un obstáculo para la SEP, que a pesar de sus declaraciones resulta ser incongruente. Se nos hace una falta de respeto que a unas horas -ni siquiera un día- de sentarnos a esta mesa de diálogo nos digan que no se va a llevar a cabo».
Recordó la historia de su titular, Emilio Chuayffet, quien cuando era secretario de Gobernación firmó los acuerdos de San Andrés pero no los cumplió.
«Nosotros no estamos peleados con la sede. Lo que nos intriga son los argumentos que utilizan para el cambio de sede», apunta Hernández Mireles. «Uno de ellos era que la integridad de los funcionarios públicos podría peligrar en las instalaciones del IPN. ¿Por qué dicen eso? ¿No se supone que cada que entregan la presea Lazaro Cárdenas viene hasta el mismo Presidente?»
Otro argumento, continúa, es que la dependencia pedía certeza en cuanto a la asistencia. «El acceso es sólo a estudiantes con credencial en mano. No somos delincuentes, somos estudiantes y de hecho sentimos un gran honor si nos proponen la Vasconcelos. Si planteamos que fuera aquí fue porque era nuestro terreno, es una casa de estudios, no es un campo de guerra».
El movimiento estudiantil, abundó, pretende asegurar que la participación de los estudiantes sea válida; analizamos y en la biblioteca Vasconcelos no hay el cupo suficiente como lo podríamos hacer en nuestro auditorio. Es eso nada más: garantizar la participación de nuestra comunidad estudiantil».
Sobre las respuestas que hasta el momento ha dado la SEP, consideran que realmente no hay ninguna resolución al conflicto, pues hasta ahora ha habido una muestra de buenas intenciones mas no una respuesta concreta, es decir, documentos firmados que avalen los compromisos acordados.
«Pedimos prácticamente un documento por punto del pliego, para llevarlo a la comunidad y, si lo aprueba, reanudar la vida académica del instituto».
A sus 28 años, el estudiante de doctorado ha pasado la mitad de su vida en el IPN: «He entregado media vida al instituto, no queda más que seguir defendiéndolo, porque me ha dado todo».
Daniela Valderrábano Cortés tiene 16 años y estudia en el Cecyt 6. Su corta edad es inversamente proporcional a su compromiso con el movimiento estudiantil y el Politécnico.
«De niña yo veía al politécnico y ser politécnico era lo máximo. Y que de un momento a otro te cambien el panorama, que alguien te diga no, esta calidad ya no es la misma a mí me indigna
«Mi lección de vida es luchar por mis ideales, porque no vamos a llegar a nada si dejamos que una persona venga y haga el cambio que quiera sin tomar en cuenta a los estudiantes, sin tomar en cuenta al futuro y a su propio país».
Para los jóvenes, lo que se juega en el país con este diálogo, es «la credibilidad del gobierno y su responsabilidad hacia el pueblo».
Comenta la futura médico: «La crisis del país en Ayotzinapa es muy delicada, por dicha crisis estamos seguros que el gobierno federal va a atender a nuestras peticiones. México está despertando y no es solamente el Politécnico, son las demás universidades hermanas: UAM, UACM, UNAM… El movimiento ya superó al Poli, es ya un movimiento nacional estudiantil, no es una lucha nada más por el IPN sino por la educación gratuita que existe en México».
Lo que está en juego, asevera, es que » las generaciones venideras obtengan una educación de calidad, gratuita y laica. En el artículo primero de la Ley Orgánica se establece que el IPN se fundó como instrumento de la Nación para el avance y progreso, a partir de los objetivos históricos de la Revolución Mexicana».
Y advierte Alfredo Hernández:
«En el sistema actual nada nos garantiza que en unos años sigamos teniendo una educación gratuita y de calidad como la que ofrece el IPN, la UNAM o la UACM. Las reformas estructurales amenazan la educación gratuita».