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Empresas son clave para Desarrollo Sostenible: Nesim Issa Tafich
MÉXICO, DF, 27 de julio de 2014.- Seis asociaciones de apicultores mayas y organizaciones defensoras del medio ambiente lograron que la justicia mexicana revoque el permiso que el Gobierno otorgó a la multinacional Monsanto para la siembra comercial de soja transgénica en la Península de Yucatán, destaca el diario español El País en su edición dominical.
De acuerdo con El País, los agricultores y Greenpeace presentaron un amparo ante la justicia mexicana, luego de que el Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea determinara que la miel yucateca estaba contaminada con polen genéticamente modificado.
El diario peninsular señala que la noticia de la contaminación de la miel mexicana provocó enorme alarma y Alemania -uno de los principales destinos del dulce-, demandó el bloque al producto durante meses, justo cuando las secretarías de Agricultura y la de Medio Ambiente habían aprobado la primera siembra masiva de soja transgénica en 30 mil hectáreas a petición de la multinacional Monsanto, dueña de la semilla.
Ximena Ramos, asesora de una de las organizaciones demandantes, aseguró que la resolución del juez sienta un precedente porque “determina que la consulta previa procede para los casos de posible afectación, esto es, que no se requiere que el daño esté probado”.
Además, el Juzgado Primero de Distrito desestimó la defensa de la Semarnat y la Sagarpa ya que antes de otorgar el permiso a Monsanto debieron considerar las opiniones del Instituto Nacional de Ecología, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, quienes juzgaron inviable la siembra de soja transgénica.
De este modo, la autoridad judicial ordenó a la Sagarpa que lleve a cabo, de manera adecuada, la consulta pública en las comunidades indígenas de Santa Elena, Ticul, Oxkutzcab, Tekax, Tzucacab, Peto y Tizimin, ubicadas en el estado de Yucatán, antes de poder expedir cualquier otro permiso a nivel comercial.
«Para los apicultores de Yucatán, muchos de nosotros indígenas mayas, esto es un gran logro porque se reconoce nuestro legítimo derecho a decidir sobre nuestro territorio y nuestro sustento porque la apicultura es la principal actividad económica tradicional que realizamos y no queremos que nuestra miel se contamine con transgénicos”, señaló Lorenzo Itzá Ek, apicultor maya.