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MÉXICO, DF, 22 de agosto de 2014.- El sacerdote Gregorio López, o Padre Goyo como le dicen en Apatzingán, está acostumbrado a ofrecer misa con chaleco anti balas y a encabezar las manifestaciones contra la delincuencia organizada, y ahora libra una lucha con las autoridades migratorias estadounidenses, revela el diario español El País en un amplio artículo.
Según el diario, el Padre Goyo se presentó el miércoles en un prestigiado despacho de abogados en la ciudad de Los Ángeles, California, en busca de apoyo jurídico para lograr que el gobierno estadounidense dé asilo político a su hermano Luis López, amenazado por el crimen organizado.
Acompañados por su abogado Álex Gálvez, el Padre Goyo y su hermano Luis narraron a El País cómo éste último fue secuestrado del 27 de julio al 1 de agosto de 2013.
Ambos narran la forma en que un grupo del crimen organizado sacó al hermano del sacerdote de su casa y lo retuvo en un lugar desconocido con la exigencia de que entregara 100 mil pesos, una camioneta y estableciera una reunión para hablar directamente con el padre Goyo.
El sacerdote relató que consiguió la liberación de su hermano en una negociación en la que usó información del entorno familiar de cada uno de los secuestradores y los amenazó con consecuencias si a él o a su hermano les pasaba algo. “Si yo no regreso, tú corres peligro”, asegura que les dijo. La situación se resolvió, pero Luis decidió abandonar Michoacán, según el relato de los hermanos. “Los agarré del buche, y entonces empezaron a aflojar”, dijo gráficamente el sacerdote.
El hermano del padre Goyo tomó un avión a Tijuana, cruzó la frontera y se entregó en el puesto fronterizo de San Ysidro, California. Allí aseguró que buscaba asilo, según su relato.
Después, por culpa de una mala asesoría legal en ese momento, según el abogado Gálvez, que acaba de tomar el caso, pasó casi un año detenido y hace apenas dos días logró salir de la cárcel con una fianza de 25 mil dólares con fondos que obtuvo de donaciones de simpatizantes estadounidenses.
“Temo por mi vida”, dijo Luis, de 39 años, tras relatar que fue golpeado durante su cautiverio. Según Gálvez, son muy pocos los casos en que una situación de violencia en México sirve como base para conceder el asilo. “No es imposible”, dijo. Gálvez se propone tomar este caso como ejemplo para que abra la puerta a otros.
El argumento para el asilo se basa en tres datos: demostrar el ataque, que sea imposible librarse de la razón por la que es atacado (su hermano) y que el Estado mexicano no pueda protegerlo. Un caso de asilo puede durar cinco años en los tribunales sin contar las apelaciones, aseguró Gálvez.
(Más en http://internacional.elpais.com/internacional/2014/08/21/actualidad/1408598487_928816.html.)