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TOKIO, Japón, 20 de marzo del 2015.- Este viernes se cumplen 20 años de uno de los actos terroristas más recordados y lamentados en los últimos años. Un grupo de cinco personas de la secta ‘Aum Verda Suprema’, ingresaron a este transporte de la capital nipona en plena hora pico y arrojaron paquetes con gas sarín, lo que dejó como saldo 13 personas muertas y 6 mil 300 con dolencias irreversibles.
De acuerdo al diario español El Espectador, los empleados de la estación Kasumigaseki, un importante centro del gobierno japonés guardarán un minuto de silencio en conmemoración de esta tragedia.
Meses antes otro atentado similar había dejado siete muertos y cerca de 600 intoxicados con la misma sustancia en la ciudad de Matsumoto.
El caso parece ya esclarecido luego que en junio del 2012 fue detenido el último sospechoso del caso, Katsuya Takahashi, quien se reunió a otras doce personas, incluido su líder Shoko Asahara (un maestro de yoga medio ciego quien se llama en realidad Chizuo Matsumoto y tiene ahora 60 años), fueron condenados a muerte por diversos crímenes. Aunque ninguno ha sido ejecutado.
De acuerdo a las investigaciones, esta secta cometió los atentados para crear una situación de desorden, perturbar la labor de la policía, que investigaba al movimiento, y por último concretar las predicciones apocalípticas de Asaha.
El líder fue detenido en un edificio de la secta cerca del monte Fuji dos meses después del atentado de Tokio. Asahara logró reunir cerca de 10 mil seguidores (192 fueron encausados) con una doctrina que mezclaba enseñanzas budistas e hinduistas, con visiones apocalípticas. En medio de su creciente paranoia de que sus enemigos querían asesinarlo, comenzó a obsesionarse con el gas sarín, una sustancia neurotóxica utilizada por los nazis.