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Washington, EUA., 18 de junio de 2015.- Ante la frecuencia de la violencia armada en Estados Unidos, el presidente Barack Obama indicó este jueves que la masacre en una iglesia metodista en Charleston, Carolina del Sur, ha puesto de relieve, una vez más, la necesidad de abordar y confrontar este tema, informó la Agencia de Noticias del Estado Mexicano.
“Ahora es la hora de duelo, de sanar, pero lo que es claro es que en algún momento, nosotros como país, tendremos que reconocer el hecho de que este tipo de violencia masiva no sucede en otros países avanzados”, expresó.
Al hablar ante reporteros en la sala de prensa de la Casa Blanca, Obama manifestó que aún no se conocen todos los detalles de esta tragedia, “lo que sabemos es que una vez más gente inocente fue asesinada porque alguien que quería infligir daño no tuvo problema para poner sus manos sobre un arma”.
Con el rostro serio, acompañado por el vicepresidente Joe Biden, Obama externó su frustración por este tipo de hechos, cuya frecuencia dijo, no sucede en otros lugares “y está en nuestro poder hacer algo al respecto”.
“Reconozco que la política en esta ciudad, dificulta por ahora mucha de estas avenidas, pero sería un error no reconocerlo, y en algún punto será importante para los estadunidenses entenderlo y para nosotros (los políticos) cambiar nuestra manera de pensar sobre el tema de la violencia armada”, reconoció.
Obama resaltó que debido a que la investigación está en curso, era necesario mantener mesura en torno a los detalles de los eventos, “pero yo no debo ser mesurado en torno a las emociones que estas tragedias generan”.
“He hecho declaraciones como esta muchas veces. Comunidades como esa han tenido que soportar tragedias como esta muchas veces”, recordó.
El mandatario señaló que dada su historia como un refugio para los afroamericanos que querían profesar su religión en el siglo XIX y que estaban impedidos debido a las leyes de entonces, “este es un lugar sagrado en la historia de Charleston y en la historia de Estados Unidos”.
Obama recordó que tanto él como la primera dama Michelle Obama conocían al reverendo Clemente Pickney, quien además era un senador estatal, y quien se contó entre las nueves víctimas de la masacre presuntamente a manos de un joven de raza blanca identificado como Dylan Storm Roof.