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MÉXICO, DF, 8 de julio de 2014.- El éxodo de la población centroamericana hacia Estados Unidos ha prendido focos rojos en la sociedad estadounidense, especialmente desde la explosión de la migración de niños solos, pero no se ha prestado atención a lo que sucede en México a aquellos que escapan de la violencia en sus países de origen, advierte un análisis que publica la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA por sus siglas en inglés).
De hecho, advierte la organización estadounidense especializada en derechos humanos, “la noción de que los centroamericanos están recibiendo un pase libre a los Estados Unidos es mucho menos creíble cuando se consideran los enormes riesgos y peligros que enfrentan los migrantes en su viaje a través de México”, subraya WOLA.
En México, “el secuestro se sigue produciendo en una escala escalofriante”, asegura y da dos datos reveladores que se pueden verificar en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH): en sólo seis meses de 2009 fueron secuestrados 10 mil migrantes en territorio nacional. Dos años más tarde, la CNDH vuelve a fundamentar la desaparición forzada de 11 mil centroamericanos en México.
Además, “el secuestro de migrantes a menudo se produce en masa. Tantas personas como 400 migrantes pueden ser secuestrados juntos y mantienen en una casa de seguridad, un término usado con frecuencia para describir los edificios donde los grupos criminales tienen los migrantes”.
Muy pocos han tenido suerte y han logrado ser rescatados por autoridades mexicanas, destaca WOLA, que en tan sólo cinco semanas de este han año han logrado devolver con vida a 251 migrantes nada más en el estado de Tamaulipas.
“Estos informes, por supuesto, no incluyen aquellos migrantes que no fueron rescatados. Tampoco los informes de noticias proporcionan información sobre si las víctimas que pueden ser elegibles bajo la ley mexicana para recibir visas humanitarias y que, sin embargo, fueron deportados”.
Para el organismo estadounidense, las “organizaciones criminales son capaces de secuestrar a los migrantes en una escala tan grande debido a la corrupción generalizada en la policía y las agencias de control de la inmigración de México”, asegura.
Por eso, “dada la amplia y bien documentada complicidad de las autoridades mexicanas con los traficantes de personas y la delincuencia organizada, el aumento de la ley de inmigración en México, es probable que se logre poco y sólo contribuya a un mayor enriquecimiento de los funcionarios corruptos y criminales, y para la victimización de los inmigrantes inocentes, incluidos los niños y las familias”, concluye la Oficina en Washington para América Latina.