Mujeres en lucha contra la violencia
IGUALA, Gro., 7 de diciembre de 2014.- A plena luz del día, en la avenida Vicente Guerrero, una de las más importantes de Iguala donde está ubicado el Palacio Municipal, secuestraron cuatro hombres a Ezequiel Chávez Adán, de 18 años, entre los escasos 20 metros que separan a su casa de la tienda, a donde pretendía dirigirse para comprar algo el pasado 26 de noviembre, según informa el Diario Cambio.
Los criminales, según versiones de una vecina que compartió con el padre del joven, Javier Chávez, subieron al joven en una camioneta blanca.
Cerca del lugar del secuestro de Ezequiel, a tan sólo 15 minutos de distancia, están también los peritos de la Procuraduría General de la República (PGR), que llevan trabajando más de dos semanas para desenterrar a los cuerpos de las fosas.
A Ezequiel Chávez se lo llevaron justo el mismo día que se cumplían dos meses de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, el pasado 26 de noviembre, y entre las horas en las que miles de mexicanos salían a las calles a protestar, incluido Iguala, para que regresen con vida los 43 jóvenes.
Don Javier Chávez tomó un autobús del municipio de Taxco a Iguala, de donde es originario, luego de que ya eran demasiadas horas las que llevaba sin saber de su hijo.
Una vez que llegó al cuarto que renta Ezequiel, pagado con el dinero que por las mañanas junta el estudiante de preparatoria vendiendo yogur, se paró frente a la puerta y lo que de inmediato le llamó la atención fue que el joven hubiera olvidado el celular. Ese detalle para su padre significaba la mayor prueba de que su hijo, al salir, no tenía planeado tardar.
El primer sitio al que acudió Javier para pedir ayuda, fue a la parroquia de San Gerardo, ubicada en el centro de Iguala, recinto en el que cientos de familiares de desaparecidos suelen acudir para implorar apoyo a las organizaciones civiles y autoridades federales para que les ayuden a encontrarlos.
A diez días del secuestro de Ezequiel Chávez, su padre ha tocado todas las puertas posibles para poder recuperar con vida a su hijo. Ya fue a levantar sendas denuncias al Ministerio Público de Iguala, a la PGR y a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Es más, llevó hasta las manos de las autoridades el celular de su hijo para que tal vez así pudieran rastrear las llamadas y hallar un indicio de su paradero.
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