Corrupción: un país de cínicos
Breve manual para ser candidato independiente
Estrenamos la posibilidad de que candidatos ajenos a un partido puedan postularse a un cargo de elección popular. La idea no suena nada mal. El apoyo de un partido, de una estructura, a muchos les parece que garantiza que ese personaje llegue al poder con ataduras y compromisos, algunos nítidos y otros inconfesables.
Pero ¿qué tan difícil es registrarse como candidato independiente? ¿Qué tendría que hacer usted si de pronto le entrara la espina de dirigir su municipio o representar a sus conciudadanos en la cámara de diputados o senadores?
En primer lugar debe hacerse unas preguntas. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Para quién? ¿Por quién quiere usted entrar en política? Tómese su tiempo y trate de ser lo más honesto consigo mismo que pueda, evitando en la medida de lo posible los lugares comunes y el cliché del tipo “veo un México con hambre y sed de justicia…”. Nosotros no nos vamos a enterar de sus verdaderas intenciones, pero si no le quedan a usted bien claritas desde el principio, no nos va a poder convencer de votar por usted.
Acto seguido consulte a un psicoterapeuta, a un siquiatra, para que lo valore clínicamente, o mejor aún si todavía tiene posibilidad acuda con su mamá y pregúntele cómo califica sus aspiraciones. Las madres son juiciosas y sabias, nos aceptan con nuestros errores y desviaciones por más oscuras que sean pero también nos señalan nuestras limitaciones y eso le podría a usted dar perspectiva. Si usted libra estas aduanas, está listo para iniciar el proceso que va más o menos así:
Primero debe manifestar su intención de participar a un cargo llenando un formato, le será entregada una constancia y ahora usted pasará a ser aspirante. Después creará una Asociación Civil, la cual deberá tener el mismo tratamiento que un partido político en el régimen fiscal. Esta AC debe estar integrada por al menos tres personas, el aspirante y dos compas, uno que se haga responsable de los centavos y otro que lo represente legalmente.
Ahora debe darse de alta en el SAT y abrir una cuenta bancaria para recibir la lanita pública o privada definida. Hasta aquí usted, se tiene que poner las pilas para conseguir el 2 por ciento de firmas acompañadas de la credencial de elector (esto es muy importante, no vaya a salir usted como Lagrimita que dice que no sabía eso de las credenciales). Con todo esto usted ya está en condiciones de participar en la contienda electoral como tal.
Ahora bien, usted debe llevar un control muy estricto en cuanto a la lana empleada en este proyecto suyo, cada egreso debe ser con cheque nominativo o transferencia electrónica; es muy importante que usted tome muy en serio este enunciado: Art. 374. 1.
Los actos tendentes a recabar el apoyo ciudadano se financiarán con recursos privados de origen lícito… recuerde que la fiscalización a la que usted estará sujeto será incluso mayor que la que padecen los partidos tradicionales. Los topes de campaña, los partidos tienen toda una estructura financiera y la experiencia suficiente como para la construcción de complejas plomerías financieras, usted sin embargo debe respetar el tope estipulado y no superarlo más allá del 10% porque eso puede ser causa de la nulidad de la elección. Sobre todo con las declaraciones de algunas autoridades electorales que han dicho que para evitar que ingrese dinero ilegal, la fiscalización de los independientes será aún mayor que la aplicada a los partidos políticos.
Sé que todo esto suena un poco injusto, hasta pareciera que se le quieren poner trabas a la participación de nuevos actores en la política pero, ¡hey!, la vida no es justa, y es usted el que le quiso entrar a este juego, no culpe ni a la noche, ni al INE y mucho menos a la playa.
Finalmente el INE solo quiere asegurarse de que ningún recurso de procedencia ilícita se filtre a las campañas, no vaya a ser que se manche el hasta ahora prístino récord que llevan desde que se llamaban IFE, ¿cuándo ha visto usted que dinero sucio se utilice en la política en este país?
Con todo lo anterior sólo me resta preguntarle ¿Cómo ve? ¿Le entra?