Teléfono rojo/José Ureña
Productos milagro o propaganda de partidos
No creo al Partido Humanista cuando dice que su spot fue grabado con un celular “porque no se quieren gastar tu dinero”. El Partido Verde acomoda la realidad cuando dice que debido a su impulso legislativo se logró la cadena perpetua a secuestradores, lo que se alcanzó fue elevar las penas hasta 140 años, y las dos cosas se parecen pero no son lo mismo.
En tiempos electorales todo vale en las acciones de promoción y comunicación que llevan a cabo los partidos, comienza el proceso en que los partidos se anden vigilando los spots, pero sólo cuando en estas piezas propagandísticas se señalan entre ellos de manera negativa.
La autoridad interviene en términos de señalamientos explícitos o bien en la cantidad y en los medios utilizados y se llega a extremos irrisorios en el esfuerzo por fiscalizar y vigilar que estas prácticas se lleven a cabo de manera más equitativa, pero poco dicen sobre la veracidad o no de los spots.
Morena nos dice que el día de su fundación es un “día histórico para nuestro México” y ya entrados en la megalomanía indica que “es la (¿única?) esperanza”.
En el PAN un joven Anaya dice que es tiempo de meter a los corruptos a la cárcel, y cada vez que lo veo le pregunto a la pantalla si comenzamos por los panistas implicados en los moches.
El Partido Encuentro Social dice que “el podio es mío” y se oferta como una opción para los todos los ciudadanos, habrá que ver la cantidad de candidatos ajenos a su grey que postula para ver si es cierto que está abierto a todos.
El PRI apuesta por un contenido más emocional, nos recuerda cómo nos unimos después del terremoto del 85 y aplaude a los mexicanos luchones. Un buen publicista debió haberse encontrado con un reto para ofertar promesas de campaña que, tomando en cuenta al emisor, nadie creería y tal vez por ello se haya recurrido a enaltecer el carácter y tenacidad de los mexicanos con conceptos más humanos.
Como en las campañas del más popular refresco de cola, ya no enaltecen las bondades del producto porque su mala prensa es imbatible, engorda y eleva la propensión a la diabetes, entonces nos venden imágenes aspiracionales, un mundo mejor.
Por último, en el PRD se preguntan ¿por qué nos faltan 22 mil? Yo reviro ¿le preguntamos a todos los presidentes municipales del PRD en cuyos municipios el crimen se ha incrustado de manera atroz a base de complicidad y contubernio? Algo sabrán.
En la publicidad habitual hay una vigilancia para que la manera en que se promocionan los productos sea lo más ética posible, que no sea engañosa y que esté sustentada. La misma industria de los publicistas expresa que se autorregula porque al final se puede ver afectada en la credibilidad. Y es que uno podría pensar que nadie se cree el cuento de “baje 5 kilos en dos horas viendo la tele”, el problema es que sí, sí hay gente, mucha, que se lo puede llegar a creer.
Los políticos saben que las elecciones no se ganan “en el aire” refiriéndose a los anuncios en los medios, se ganan en el territorio y con estructura, aunque los medios también ayudan y mucho.
En estos tiempos sin embargo, nos siguen bombardeando con productos milagro, “vota por nosotros, nosotros sí somos lo buenos, nosotros ya cambiamos, nosotros somos otros, nosotros somos nuevos (lo nuevo siempre es bueno), nosotros somos como tú, nosotros antes éramos otros pero nos volvimos mejores cuando nos separamos de aquellos, nosotros somos los de siempre –pa qué les vamos a mentir- pero somos los que sabemos cómo se conduce este país”… Un monólogo incesante y decadente.
En los ciudadanos hay hartazgo, hay una gran incredulidad, no le creen a lo que ven en pantalla, no le creen a lo que escuchan en la radio, porque al final la publicidad electoral se parece mucho a la de los productos milagro, sabemos que no es verdad, sabemos que no son eficaces, pero esos productos se siguen vendiendo y nosotros… seguimos votando.