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MÉXICO, DF, 2 de enero de 2015.- El fenómeno de El Niño afecta de manera importante la agricultura de temporal y sus consecuencias van desde la disminución en la producción, hasta pérdidas totales de los cultivos, alertó Rebeca Granados Ramírez, investigadora del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM, quien trabaja en un proyecto que busca ofrecer alternativas para solucionar este problema.
A través de la investigación “Variación climática e impactos en la producción agrícola”, pretendemos abordar esta manifestación desde el punto de vista de los indicadores agroclimáticos, explicó.
Se trata de ecuaciones que combinan elementos de temperatura, precipitación y humedad relativa, y muestran ciertos parámetros importantes para planear esta actividad económica, como duración e inicio del periodo de crecimiento, intensidad de sequía, horas frío y unidades calor. Cada indicador tiene una expresión cuantitativa y podemos plasmar su distribución y analizar de qué manera afecta al agro, precisó.
Por ejemplo, apuntó, la duración del periodo de crecimiento se refiere al número de días con temperaturas y precipitaciones ideales para que un cultivo prospere en su ciclo de vida.
“Entonces, a través de la metodología que desarrollamos en una ecuación se combinan los elementos que marquen el número de días favorables en un año para que se tengan las mejores condiciones. Es importante esta información, porque históricamente los campesinos deben tener presente una fecha y una duración del ciclo de crecimiento”, remarcó la geógrafa.
Por lo general, las variedades de maíz de temporal que emplean son de ciclo largo, van de 120 a 180 días; entonces, se requiere que las condiciones sean favorables en cuanto a temperatura y precipitación.
Sin embargo, resaltó, hemos encontrado que en años en que está presente El Niño cambia la temporalidad de lluvias, así como la presencia, reducción o aumento de ciclones. Antes, cuando no se conocía este fenómeno, los agricultores sembraban sin considerar las condiciones adecuadas, lo que ocasionaba pérdidas elevadas en la producción.
Por ello, pensamos que una buena alternativa para remediar este problema era conocer cuándo se ha presentado el fenómeno y, con base en proyecciones, recomendar a los productores que cambien sus cultivos y variedades, de ciclo largo a intermedios o más cortos, pues habrá menos días con condiciones favorables. “Así, los sembradíos llegan a buen término porque desarrollan todas sus fases fenológicas de 90 a 120 días”.
En general, toda la agricultura de temporal se ve afectada porque cada cultivo tiene un ciclo específico de vida; además, gran parte de la producción en el país proviene de este tipo de labranza, puntualizó la académica.
Primeros resultados
Granados Ramírez informó que en esta investigación trabajan con personal del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), para obtener información sobre las experiencias de los agricultores y ofrecerles alternativas para que sus cultivos tengan buenos rendimientos.
En las laderas del Nevado de Toluca, en el Estado de México, colaboramos con trabajadores del agro que necesitaban un mapa que indicara la regionalización de las horas frío, pues buscaban alternativas para sembrar otros productos, además de maíz y frijol, para mejorar su economía; les recomendamos la fruticultura, toda vez que al introducir árboles frutales se necesita del indicador referido y seleccionar la variedad más apropiada.
“En el caso de la zona centro-occidente ya hemos terminado el estudio y difundimos los resultados a través de conferencias y salidas al campo con los productores para informarles de los hallazgos. Empezamos ahí porque concentra las principales regiones temporaleras, pero queremos ir a otras áreas que también son afectadas por la sequía o por lluvias tempranas o tardías, para ofrecerles una alternativa”, concluyó.