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MONTERREY, NL., 14 de mayo de 2016.- Monterrey cayó, como local, 2-1 frente a Tigres en el juego de Vuelta de los Cuartos de Final, pero los goles de visita terminaron por otorgarle a Rayados el boleto a Semifinales en un partido marcado por las decisiones arbitrales.
El primer zarpazo llegó justo a los 10 minutos, cuando Javier Aquino desbordó por el costado derecho y envió un centro milimétrico que encontró a Jesús Dueñas, quien con un remate colocado abrió el marcador.
Al minuto 27’, André-Pierre Gignac aprovechó la tibieza en la marca rayada y envió un centro retrasado al área, mismo que ni Orozco ni Efraín Juárez lograron cortar, y Rafael Sobis aprovechó para poner el segundo gol de Tigres, que se acercaba a la hazaña.
Dorlan Pabón fue el encargado de mover a la ofensiva de la Pandilla, pero no encontraba la conexión con Edwin Cardona o Rogeli Funes Mori, quienes se mantuvieron inéditos en la primera mitad.
Con sólo cinco minutos de acción, el silbante Francisco Chacón marcó una falta de Dueñas en el área sobre Funes Mori, otorgando a Monterrey la posibilidad de retomar la tranquilidad en el marcador global.
Dorlan Pabón fue el encargado de cobrar, pero su intento fue deficiente y Nahuel Guzmán mantuvo con vida a su escuadra desviando el balón con los pies y anulando la posibilidad de gol de los blanquiazules.
El guión del segundo acto fue distinto, los Rayados se volcaron al frente en busca de retomar el control del encuentro, obligando a Tigres a replegarse en busca de un contragolpe que resultara fulminante.
Al minuto 67’, Juninho dejó con 10 a los de la UANL, al acumular su segunda tarjeta amarilla, producto de un empujón. Tras reclamar airadamente la expulsión, Ricardo Ferreti también fue echado del campo.
En el cobro de la infracción, Funes Mori remató el balón de primera intención, Nahuel atajó, pero su desvío fue a parar a la posición de César Montes, quien definió con el marco abierto para dar calma a la escuadra de Mohamed.
Chacón marcó como pena máxima un pelotazo en la cara de Guido Pizarro, ante la molestia de los felinos que cuestionaban la errónea decisión. Funes Mori quiso adornarse en el cobro, a lo Panenka, y se lo entregó a las manos a Guzmán.
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