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MÉXICO, DF., a 29 de enero de 2015.- Una tenue nube de gas y tierra y un intenso olor a quemado rodeaba el Hospital Maternal Infantil de la delegación Cuajimalpa, aún horas después de que una explosión sorprendió a 110 personas que se encontraban en el inmueble, pocos minutos después de las siete de la mañana.
Una pipa de la empresa Gas Express Nieto llegó poco antes de las 7:00 horas a suministrar el producto al hospital y una fuga en la manguera de suministro provocó una explosión en el patio central de la clínica, que destruyó el 75 por ciento del edificio. El motivo de la explosión aún no la determinan, oficialmente, los peritos, quienes creen que fue un chispazo.
Hay manchas de sangre en las banquetas, aún frescas. Pertenecen a las víctimas que lograron salir a pie y de algunos bebés que eran abrazados por sus madres.
Ropa rasgada por vidrios también fueron olvidados en plena vía pública, como señal de que estorbaban, lastimaban, las heridas de los quemados.
“Escuchamos un fuerte estruendo y cómo se cimbró el suelo, salimos y nos dimos cuenta que el hospital ya no se veía, se cayó y se escuchaban varios gritos de desesperación, mujeres corriendo con bebés en brazos, salían casi desnudas y con sangre por todos lados”, relata, agitado, el anestesiólogo Raúl Herrera.
“Es una mentira de que hubiera protocolo para desalojar el hospital, dejaron a muchas personas ahí a pesar de que estaban heridas, lo que es una realidad es que este edificio era de papel, fue construido de pura tabla roca, todo se cayó, es lamentable que nos den este tipo de infraestructura”, agregó.
Con bata blanca y sandalias, el especialista argumentaba a los primeros 12 elementos de la policía capitalina, que acudieron a la emergencia, que lo dejaran atender a las mujeres lesionadas, todas con menores en los brazos y que fueron colocadas en la banqueta de un predio frente al nosocomio.
El primer aviso
Según testigos de los hechos, el fuerte olor a gas podía percibirse desde tres cuadras alrededor, y lo reportaron a los bomberos y a Protección Civil. La respuesta fue tardía.
A las 6:40 de la mañana se hizo la primera llamada. La pipa de gas ya estaba en la entrada del hospital, para después introducirse a la altura de la caseta de vigilancia, donde uno de los operadores del vehículo descendió para abastecer la toma de gas del edificio.
Ya en el patio, los trabajadores de la empresa ubicaron la fuga en la manguera de su unidad. No cerraron la válvula de paso y la concentración de gas aumentó al grado que un simple chispazo, según los primeros peritajes de la Procuraduría capitalina (PGJDF), provocó que la explosión alcanzara la zona de cuneros y camas, así como la cocina.
La detonación provocó que varios objetos, como ventanas, cristales y hasta fragmentos de pared salieran proyectadas hacia casas aledañas y algunos autos.
La parte colapsada, cuneros y camas, quedó en escombros. El humo, atrapado en el área, y el fuerte olor a gas se mantenía en el aire, así como el miedo de los vecinos a que se diera una segunda explosión.
Cifras oficiales: 73 personas fueron lesionados (22 de ellos graves), una mujer de 25 años y dos infantes perdieron la vida, mientras que otro bebé será trasladado a Galvestone, Estados Unidos, para ser atendido.
La zona más asegurada
Por primera vez el cuerpo de Gendarmería de la Policía Federal fue desplegado en la ciudad de México para atender una emergencia. Con 180 elementos se formó el cerco de seguridad especial para evitar el acceso a la zona del siniestro.
El plan DN-III fue instaurado por el Ejército Mexicano y al menos 100 militares custodiaron los accesos y brindaron ayuda para el traslado de lesionados y víveres y agua para rescatistas.
Binomios caninos y equipo antibombas de la Secretaría de Marina se alistaron para la búsqueda de víctimas. La gente, solidaria, también auxiliaba.
La Secretaría de Seguridad Pública del DF (SSPDF) desplegó 300 efectivos y dos de ellos se robaron los reflectores y aplausos de la gente al salir de los escombros con bebés lesionados en brazos, ambos menores seriamente quemados. Uno de ellos fallecería, lamentablemente, unas horas después.
En la emergencia, hubo robos
Ante la urgencia y prioridad de rescate de autoridades, dos miembros de la agrupación “Topos” fueron detenidos por policías después que fueron vistos en flagrancia en el robo de material quirúrgico del Hospital.
Ambos, de no más de 30 años, fueron captados al momento en el que guardaban en sus mochilas objetos como pinzas, fórceps, guantes, bisturíes y batas médicas. El botín que se les incautó.
“Ahi están los ratas, ésos de rojo y casco. Ésos dos estaban saqueando los vestidores de los doctores, no se vale que estén robando en esta emergencia”, gritó una de las vecinas que señaló al par de rescatistas.
Al final, el “heroico” cuerpo de limpia
Ante el mensaje del jefe de Gobierno ro del Distrito Federal (GDF), Miguel Ángel Mancera, de que las labores de búsqueda habían terminado, los 300 miembros del cuerpo de limpia capitalina arribó para el retiro de escombros.
“Pues ya nos tocó venir ahorita, estaremos toda la noche pa quitar los vidrios rotos, la basura y sobre todo para retirar lo que quedó de la clínica, ojalá que no encontremos un muertito, imagínate qué miedo seria hallar alguien ahí”, comentó Leticia, vestida con mandil amarillo preparada para laborar toda la noche.
La jornada aún no termina y el temor de que el gas siga en el ambiente se mantiene, los vecinos no confían de que las labores de sanidad y se mantendrán en vela por cualquier eventualidad.
“Yo siento que aún huele a gas, no sé, sigue esa sensación de que pueda volar todo, que le peguen a uno de los tanques de ahí dentro y otra vez escuchar ese estruendo, no quisiera vivirlo otra vez”, menciona Heliodoro, un vecino que habla tapándose con la mano boca y nariz.