Lilia E. Cárdenas Treviño, líder social y promotora cultural
MORELIA, Mich., 21 de noviembre de 2015.- El Centro Histórico de Morelia estaba lleno de vida a pesar de la lluvia y el frío. El Teatro Ocampo era un ir y venir de almas. Llegó la tercera llamada barriendo a los últimos que llegaban; el concierto del Festival de Música de Morelia estaba por iniciar.
La Orquesta Sinfónica del Estado de Michoacán (Osidem) daba la pausa para inundar la sala con acordes invisibles y acústicos. Como el programa de mano lo marcaba, la noche vendría con Obertura para un Festival Académico de Brahms.
Cuauhtémoc Rivera apareció tras la obra de Brahms así, solo, en su papel de solista. El público le aplaudió, y él correspondió el gesto con una sonrisa. Acto seguido tomó a Adriano, el violín de color oscuro, tostado por el sol de Portugal, lo fundió a él, y deleitó a la sala, junto con la Osidem, con el Concierto para violín y orquesta en Re mayor op. 35, de Tchaikovsky.
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