Una arquitectura viva e interactiva

MÉXICO, DF. 17 de agosto de 2014.- “La arquitectura no son sólo piedras, son personas, son historias que dan identidad a una zona de la ciudad”, afirmó Gerardo Hernández Septién, académico de la Universidad Iberoamericana (UIA), durante el recorrido Colonia Juárez.

Los fantasmas de la belle époque.

“No sería lo mismo el edificio Vizcaya si Pita Amor no hubiera vivido ahí”.

Para el arquitecto, la evolución de los barrios da cuenta de la evolución de la propia sociedad mexicana, de sus procesos económicos, culturales y sociales.

El paseo de este sábado – el primero de una serie de recorridos dentro del programa Historia Viva: Identidades Culturales, del departamento de Historia de la UIA- inició en el Reloj Chino.

Ahí, el expositor recordó que hacia 1910, con la conmemoración del centenario de la Guerra de Independencia, el gobierno de Porfirio Díaz buscaba mostrar el esplendor de la ciudad.

En ese contexto, las colonias extranjeras asentadas en México hicieron varias donaciones y un ejemplo de ellas es el Reloj Chino.

“La zona de Bucareli es la parte más antigua de lo que ahora conocemos como colonia Juárez, era el límite con el centro histórico; y ya no queda nada de lo que fue, ya no es un Paseo, es un eje vial, caótico, lleno de tráfico”.

El itinerario fue un balance entre las edificaciones de principios del siglo pasado que se mantienen en óptimas condiciones y aquellas que en su momento fueron imponentes pero ahora ya no existen, es decir, “los fantasmas de la Belle époque”.

Así, la casa de Francisco I. Madero estuvo en la esquina de Berlín y Liverpool, pero luego de los sucesos de la Decena Trágica la residencia fue incendiada y posteriormente destruida.

Otro ejemplo es el número 112 de la calle de Versalles, donde un día existió la mansión del matrimonio compuesto por Carmen Rincón Gallardo y Rafael Ortiz de la Huerta, representantes de la élite de la época, una construcción muestra del “derroche y lujo” que imperaba en esos años.

Con el deterioro de la colonia y la migración de las familias acaudaladas a otras zonas de la ciudad, como las Lomas de Chapultepec o Polanco, los sobrevivientes de la familia vendieron la casona, que fue derruida y hoy en su lugar están varios edificios, lejanos al fulgor de antaño.

“El Palacio de Cobián, actual Secretaría de Gobernación, afortunadamente sobrevive en magníficas condiciones. El edificio es monumental y da una buena ida del eclecticismo de la época y de la aspiración de volver a la sociedad a la arquitectura y gustos de estilo europeo.

“En contraste, un edificio enfrente, el Gaona, es completamente cercano a la tradición virreinal de la ciudad. Se trataba de recobrar los orígenes nacionales y no volver a los modelos extranjeros”, explicó Hernández Septién.

Al entrar por la calle de Turín, la colonia cambia de tono, de traza, de sensación.

La casa del arquitecto Manuel Gorospe –uno de los más reconocidos a principios del siglo XX– sigue existiendo en óptimas condiciones como casa de Cultura del gobierno de Tabasco.

En la calle de Londres –una de las favoritas en su momento, fotografiada incluso por Guillermo Kahlo, papá de Frida Kahlo– “vemos que la destrucción ha sido impresionante”.

Sobreviven muy pocos ejemplos de la arquitectura: la residencia que alberga al actual Museo de Cera, obra del arquitecto Rivas Mercado, autor de la columna de la Independencia, tiene mucho valor histórico y arquitectónico y sobrevive en óptimas condiciones.

En contraste, justo enfrente una casa sobrevive en ruinas, la cual fue embajada de España en los años 30 y ya casi no existe, “está intestada e invadida y sobrevive el cascarón de la casa”.

El Museo de Chocolate pone punto final al recorrido, “como un ejemplo  de la evolución urbana que hace que antiguos edificios en ruinas ahora se recuperen para otro uso. Es un uso digno el que tiene este edificio actualmente, es un rescate de un elemento histórico en una colonia que tiene todo el potencial para ser rescatada”.

El arquitecto destacó que “el cambio se tiene que dar pero de manera ordenada y no dejar todo de lado sino que siga evolucionando”.