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MÉXICO, DF., 26 de octubre de 2015.- Una nueva temporada de súper huracanes y podría continuar hasta 2018, por lo que es necesario modernizar el sistema de alerta temprana ciclónica, advirtió Víctor Manuel Velasco Herrera, investigador del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.
El especialista sostuvo que las organizaciones nacionales e internacionales que estudian el cambio climático realizan un diagnóstico equivocado de esos fenómenos.
“Además, deberían dar los lineamientos de políticas climáticas concretas a cada país en lugar de confundir y poner en pánico a la humanidad. El papel de la ciencia es dar soluciones a los problemas y esperanza”, señaló Velasco Herrera a través de un comunicado de la UNAM.
Precisó que los súper huracanes, que registran velocidades mayores a los 250 kilómetros por hora, no se desarrollan de forma aleatoria; tienen zonas geográficas bien definidas, así como temporadas altas y bajas.
Dijo que en maya, huracán significa “el de una sola pierna”, era dios del rayo, viento, tormenta y fuego. No eran conocidos por los europeos hasta que Cristóbal Colón se encontró con ellos en sus viajes hacia el nuevo mundo. En Australia se les llama “Willy-Willy”; “Tifón”, en el Pacífico, y en Filipinas, “Baguio”.
“No estamos ante un problema climático, sino de políticas de desarrollo y de planificación inadecuada; somos vulnerables ante fenómenos climáticos. El asunto es que no se pueden evitar, pero las decisiones de Estado pueden incrementar o reducir los desastres que ocasionan. Por ello, debemos contribuir para que el gobierno federal cuente con la información necesaria e impulse planes de contingencia”, afirmó el científico aeroespacial de la UNAM.
Puntualizó que México tiene que aprovechar las temporadas de huracanes y no olvidar que son grandes abastecedores de agua.
“La adaptación al cambio climático natural significa reactivar la economía y revitalizar el campo si se utilizan con planeación y se aprovechan correctamente los fenómenos naturales”, aseveró.
Propuso impulsar investigaciones de ingeniería para su captación, así como considerar opciones que usaban los grupos mesoamericanos, como acueductos o la agricultura de chinampas, donde varios cultivos crecen sobre zonas con abundante humedad.
“Con una planificación del Estado mexicano, el exceso del recurso, que hoy se va a los drenajes, se puede utilizar para enfrentar las severas sequías del norte del país y la crisis alimentaria mundial”, consideró.