Avanza IPN en desarrollo de vacunas experimentales y vectores virales
MÉXICO, DF, 31 de agosto de 2014.- La educación es un factor de transformación y el gobierno de Uruguay lo sabe.
Por eso “aumentamos de un tres por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) destinado a la educación a un 4.5, y el compromiso es llevarlo al seis por ciento, aunque esto en el contexto internacional sigue siendo muy bajo”, asegura Óscar Gómez, viceministro de Educación y Cultura de Uruguay.
En entrevista con Quadratín México durante su visita al país para participar en la 24 Conferencia Iberoamericana de Ministros de Educación, el funcionario reconoce que lo que más ocupa y preocupa no sólo a las autoridades educativas de la región, sino a su propio país, es la deserción; que en el caso de su país representa llega hasta 40 por ciento de los alumnos de entre 14 y 16 años.
El funcionario atribuye este problema en su país a que “venimos de una sociedad fragmentada por políticas neoliberales que de alguna manera desestimularon que el estudio fuera un factor de cambio y revertir una situación que estuvo vigente durante 20 años no es sencillo. Tenemos que ser conscientes y pacientes de que son procesos”, explica.
“El otro problema que tenemos es la continuidad en tiempo razonables del estudio universitario. Hay estudiantes a quienes una carrera de cinco años les lleva (concluir) de ocho a 10 años, por lo que implementamos becas para que no tengan que trabajar y estudiar y haya dedicación completa al estudio”.
Agrega que en los ocho años que lleva el gobierno de izquierda en Uruguay el esquema de becas ha dado resultados positivos, pues ha aumentado en 50 por ciento el egreso de universitarios.
Aun así, “no alcanza, porque si tenemos en cuenta que Uruguay tiene unos 47 mil 500 nacimientos al año, tenemos sólo 6 mil 200 titulados anualmente en universidades, por lo tanto, 41 mil de esa corte de nacimientos no llega a concluir sus estudios universitarios”, reconoce.
Sobre los trabajos en dicho encuentro, celebrado el pasado jueves en la sede de la Cancillería, señala que la discusión se concentró fundamentalmente entender que las asimetrías que tiene la sociedad en materia de distribución de la riqueza, de trayectorias educativas y de capital cultural, deben ser amortiguadas con acompañamiento personal, es decir, diferentes programas y actividades que vayan más allá del tiempo escolar.