Obispos de México: Un nuevo horizonte/Felipe de J. Monroy*
Requiem por la Consulta; Abarca, uno menos
Cuando resultó fallido el intento de las izquierdas por demoler en el Congreso la reforma energética –reina de los cambios peñanietistas–los vencidos echaron mano a sus fierros para estrenar la Consulta Ciudadana –flamante recurso de la democracia directa– a fin de revertir el atraco de la mafia del poder contra el patrimonio de los mexicanos. PRD y Morena, cada cual por su lado, apostaron su resto.
Y precisamente el pleno poder no podía permitir a sus oponentes enarbolar una bandera electoral tan sexy y peligrosa. Por ello, casi de inmediato, surgió la propuesta de los aliados panistas para preguntar al pueblo ciudadano si quiere o no un mejor salario mínimo, y atrasito la del PRI cómplice, con la idea de recortar el número de legisladores plurinominales –clamor recogido por el Presidente de la República en tiempos del cólera electoral–.
El chiste de los adversarios del perredismo y el lopezobradorismo era hacer alharaca para que los demonios zurdos no quedaran solos –ni un minuto– en el escenario electoral.
Pero…
De acuerdo con la ley, la Suprema Corte de Justicia de la Nación tiene la última palabra sobre la procedencia jurídica de cualquier consulta popular… y en menos de una semana dijo no, no, no y no en cada uno de los cuatro ruidosos casos.
La reforma político-electoral –aprobada el 9 de agosto de 2012, y reglamentada apenas en febrero de este año– establece en su artículo 35 los temas que no pueden ser sometidos a la Consulta Ciudadana. A la letra, la ley establece: “no podrán ser objeto de consulta popular la restricción de los derechos humanos reconocidos por esta Constitución; los principios consagrados en el artículo 40 de la misma; la materia electoral; los ingresos y gastos del Estado; la seguridad nacional y la organización, funcionamiento y disciplina de la fuerza armada permanente”.
Con base en ese mandato, los nueve ministros de la Corte batearon las dos seductoras consultas “zurdas” contra la reforma energética por cuestionar los ingresos y gastos del Estado, lo cual no está permitido. Con idéntico argumento sentenció la propuesta del PAN, sobre el salario mínimo, y la no menos oportunista del PRI, para eliminar legisladores pluris, por pretender consultar un asunto electoral vedado por la ley.
De acuerdo con el Artículo 135 de la Constitución, cualquiera de sus preceptos sólo puede modificarse por una mayoría calificada –dos terceras partes de las cámaras federales– y la mayoría simple de los Congresos estatales; la Consulta Ciudadana no está contemplada.
Pareciera claro, pero en el fondo el texto constitucional resulta ambiguo. Abre la puerta a un abanico de interpretaciones, y al mismo tiempo restringe al máximo los temas susceptibles a ser consultados. Todas las decisiones de gobierno, todas las políticas públicas, todo el debate democrático entraña consecuencias económicas. Desde esa óptica, casi nada es “consultable”.
En los hechos, las sentencias negativas de la Corte cierran la puerta a cualquier otro intento de consulta de aquí al 2018, siempre y cuando se reforme la reforma.
Mientras el máximo tribunal queda como villano del cuento, sus ministras y ministros seguirán recibiendo escupitajos y mentadas de madre por parte de quienes resultan ofendidos con las sentencias.
En el fondo, la Corte decidió no entrar en el juego de la partidocracia. Las supremas negativas ponen en evidencia una ley mal hecha a propósito con el perverso interés de dinamitar un valioso instrumento democrático. Todo huele a maña entre coludos y rabones…
El golpe a la credibilidad de la democracia directa ha sido contundente; el ánimo de diez millones de ciudadanos, quienes respaldaron cada una de las cuatro propuestas, acabó en el bote de la basura… y a ver quién carajos es el ingenuo quien quiera entrarle la próxima vez.
EL MONJE LOCO: La tercera fue la vencida; la Policía Federal había cateado dos predios previos –le faltaban otros 40– antes de echarle el guante al impresentable Abarca y su esposa desalmada; la pareja imperial de Iguala cayó desde el confort de la gloria y la ostentación a un miserable cuchitril de tres “piezas” y techo de lámina. El dúo perverso, denunciado por vecinos del barrio bravo de Santa María Aztahuacán, eligió para esconderse la tierra de Los Ángeles Azules, zona peje y territorio bejarano. José Luis y María de Los Ángeles ya cantan desde Iztapalapa para el mundo. La PGR los acusa de homicidio calificado, desaparición forzada, asociación delictuosa, enriquecimiento ilícito… y hasta del choque de Checo.
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