Teléfono rojo/José Ureña
Trump: “yo, o nadie…”
Donald Trump avanza implacable –de manera inevitable– rumbo a la candidatura presidencial del Partido Republicano. Al mismo tiempo destapa los titubeos del Partido Demócrata que tanto han favorecido al magnate inmobiliario.
Trump acaricia la victoria; le importa nada que su partido busque con ansia opciones de emergencia para deshacerse de él, juzgado a los cuatro vientos como un “peligro” interno, de calibre global.
Ni el movimiento «Never Trump» (Nunca Trump), podrá detenerlo; es demasiado tarde; le comió el “mandado” a la estructura partidista y ahora resulta imposible controlarlo, más aún desbancarlo.
Trump tiene secuestrado a los liderazgos del Partido Republicano; hasta les levanta el puño amenazando con llegar a como dé lugar, por la de cuota o por la libre de ser necesario; dinero le sobra.
“El costo del iracundo Trump para el Partido Republicano será superior a cualquier beneficio, ante las probabilidades reales que Trump tiene de vencer, y lo que sectores que a él se oponen puedan hacer para impedirlo, incluido un blindaje contra las graves consecuencias de ello”, asegura el comentócrata Jorge Castañeda.
Trump resultó un seductor populista, políticamente mucho más filoso y peligroso de lo que se esperaba.
Además de cosechar el ánimo ultraconservador estadunidense, hasta demócratas de abolengo voltean a verlo con sorpresa.
– ¿Por qué Trump ha llegado tan lejos, aunque nos parezca la encarnación del mismísimo demonio?
Porque aunque el presidente Obama lo vomite, ha de reconocérsele que bien sabe comunicar, convencer, conectar y vender… pegar donde duele y hasta mentir.
Porque conoce la fuerza de los medios de comunicación, y el morbo de la gente.
De acuerdo con un estudio realizado por el Instituto Tecnológico de la Universidad Carnegie Mellon, de Pittsburg, hasta los alumnos de primaria entienden los mensajes del multimillonario xenófobo y racista, mientras Hillary Clinton, en eso, queda corta.
EL MONJE TROMPETERO: Mas valiera que los presidentes de los partidos políticos de México pongan sobrada atención al fenómeno Trump por el impacto mediático y social que representa la inercia de un protagonismo político traducido como una amenaza. Manlio Fabio Beltrones; del PAN, Ricardo Anaya; y del PRD, Agustín Basave, debieran poner sus barbas a remojar o hincarse a rezar al santo que más confianza le tengan, por aquello de las amenazas populistas y las candidaturas “independientes” que como en el caso de Trump vaya que conectan con el voto.
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