El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
#DíaDeLaIndignación por Ayotzinapa
«26 de septiembre no se olvida», se leía en una de las pancartas de los manifestantes a un año de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Recuerda aquella consigna alusiva al 2 de octubre de 1968; ambas, fechas de vergüenza.
“Impotencia, indignación, rabia, dolor, tristeza, desasosiego, incertidumbre, miedo, esperanza, agua, ríos, tortugas, tortugas…” escribió Laura Esquivel (Como agua para chocolate) en el semanario emeequis.
Sí, salado es el recuerdo de los 43 sobre la herida abierta en carne viva; arde la incertidumbre con intensidad insoportable.
Es digno y legítimo recordar la tragedia de Iguala con dolor; nunca será lugar común ni verdad cansada, mientras la confusión reine sobre la cordura.
¿Basta la indignación? No, pero la movilización social y la protesta son termómetros certeros.
Gritar que el Estado es culpable es insuficiente; todos lo hemos sido por permitir que las cosas hayan llegado en Guerrero a los extremos de la atrocidad.
Los padres y madres de los 43 agradecieron desde el Zócalo el apoyo popular a su tragedia; repudiaron al gobierno federal por la falta de respuesta. «Necesitamos ayuda de ustedes, porque vamos a seguir buscando a nuestros hijos (…) seremos una piedra en el zapato presidencial”, advierten a quien quiera escucharlos.
Llegan tras un año de defenderse de ofensas, injurias, calumnias, trato injusto y criminalizaciones; afectados por el desaseo que reflejan las interrogantes y cabos sueltos de la investigación; reclamando una actitud cínica de la autoridad por mentir con crueldad ante una grave violación de derechos humanos.
Si es agonía desconocer el destino de los desaparecidos, la verdad escondida en la versión oficial resulta peor.
Por eso, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) exhorta al Gobierno Federal a dar respuesta puntual a las demandas de padres y familiares de los normalistas ante la ausencia de resultados concluyentes.
El caso no puede cerrarse, menos diferirse al infinito.
El silencio no es opción. Tampoco el olvido…
EL MONJE LOCO: ¿Puede garantizar el Gobierno que nunca más se repitan hechos como los de Iguala? ¿De verdad se logrará una acción nacional que exige voluntad y determinación de los tres poderes para evitarlo en cada municipio y en cada entidad? Mientras, los oportunistas y vivales aprovecharán para agitar las aguas; bajo la sombra de los ofendidos son quienes quieren someter al Gobierno a un juicio internacional… para condenarlo y tumbarlo.
@JoseCardenas1 | [email protected] | www.josecardenas.com