El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
Según el sapo es la pedrada
Al Senador Joel Ayala le gusta la discreción, salvo cuando de dar regalos se trata.
El pródigo líder de la burocracia nacional siembra generosidad con amigos y aliados a través de «apoyos» –como él les llama– para cosechar simpatías, lealtades y voluntades hasta la ignominia; no discrimina colores ni preferencias.
Igual reparte entre compañeros del partido que lo ha encumbrado como diputado, senador y líder de la FSTSE que entre prometedores guerreros de otras trincheras. La dimensión de las dádivas de Joel Ayala se mide bajo la consigna que solía mentar mi abuelita: según el sapo es la pedrada.
De todo hay en el costal de ese poderoso Santa Claus: lentes de sol y sombra, paraguas, mascadas, zapatos, ropa de marca, computadoras, electrodomésticos, créditos de vivienda, dinero en efectivo, depósitos en cuentas personales, joyas, motocicletas, camiones, automóviles –desde sencillos sedanes hasta lujosos modelos del año–, además de vinos y licores finos cuyos precios oscilan entre 7 mil y 100 mil pesos.
Entre los beneficiados por la gran generosidad del senador Ayala hay legisladores, candidatos, funcionarios públicos, empresarios y gobernadores. Pregúntele a las y los senadores priistas Hilda Flores Escalera, Diva Gastélum, Lilia Merodio, Manuel Cota Jiménez, José Ascensión –Chon– Orihuela e Ivonne Álvarez; a las senadoras panistas Mariana Gómez del Campo, Adriana Dávila María y Marcela Torres Peimbert, o a las perredistas Dolores Padierna e Iris Vianney Mendoza, quien ha referido abiertamente el generoso apoyo recibido para la adquisición de sus “casas de gestión”, en la Tierra Caliente de Michoacán.
A este círculo exclusivo de la mano amiga privilegiada también pertenecen Alejandra Barrales, Secretaria de Educación del GDF y Anabel Pezet Bátiz del Partido Nueva Alianza.
Sin embargo, lo que más llama la atención es la flamante camioneta Toyota que le acaba de regalar a su “gran amigo” Ricardo Monreal, nuevo titular de la Delegación Cuauhtémoc. Ayala quiere que el zacatecano se vea guapo y “fuerte”, para que a bordo de tan vistoso vehículo utilitario transite cómodamente rumbo a la Jefatura del GDF, en 2018.
No han sido casuales los constantes encuentros de Ricardo Monreal con Joel Ayala en las oficinas de la FSTE para ir platicando con “calmita” los grandes planes que ambos tienen para el futuro del Distrito Federal.
EL MONJE LOCO: Si prometer no empobrece, dar es lo que aniquila, también solía decir mi recordada abuelita…
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