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MÉXICO, DF, 23 de diciembre del 2014.- El fenómeno del desplazamiento humano en México se expresa de diversas maneras. Durante años el país fue considerado el origen de la corriente de migración más importante a Estados Unidos; no obstante, el panorama cambió, informó la Universidad Nacional Autónoma de México en un comunicado.
A últimas fechas ha adquirido características distintas; por ejemplo, antes los migrantes sabían que en el cruce ilegal por el desierto o por el río arriesgaban su integridad, pero una vez del lado estadounidense encontrarían a sus familiares o conocidos y podrían trabajar y ganar dólares. Luego mandarían dinero y, eventualmente, regresarían para ver a su gente y después volver a cruzar. Hoy, la criminalización de que son objeto en la frontera obstaculiza ese proceso.
Lo que se advierte ahora son personas atrapadas allá, que no pueden viajar a su lugar de origen porque saben que al hacerlo no regresarán al territorio donde se ubican, advirtió Sara María Lara Flores, una de las coordinadoras –junto con Martha Judith Sánchez Gómez, Paz Trigueros Legarreta y Jorge Pantaleón– del Seminario Migración México-Canadá-Estados Unidos, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.
Otro ángulo de este fenómeno, que se conoce poco, es la migración interna. En México miles de personas de las zonas rurales se mueven desde Chiapas, Oaxaca o Guerrero a Chihuahua, Sinaloa o Baja California para ocuparse como jornaleros. “La problemática de los trabajadores agrícolas es muy fuerte”, advirtió.
Otras causas
Por años se consideró que la causa de los desplazamientos era fundamentalmente de carácter económico. Sin embargo, el grupo de sociólogos universitarios ha estudiado las distintas caras de la emigración en México, entre las que se puede mencionar la forzada, derivada de la violencia.
“Tenemos poca información cuantitativa para medir el fenómeno, pero hay zonas del país (localidades y municipios de las sierras de Sinaloa, Durango y Guerrero) donde comunidades enteras han tenido que salir y perderse en el anonimato para no enfrentar esa situación”, añadió.
Otro tipo de migración forzada es la solicitud de refugio de empresarios, académicos y profesionistas (médicos, sobre todo) amenazados por el crimen organizado, que deciden abandonar el territorio nacional. “Se hablaba de los falsos refugiados, pero no es así; la gente busca la manera de evitar los riesgos. Eso es parte de la situación que marca los procesos migratorios del México de hoy”.
Lara Flores consideró terrible el modelo económico que prioriza la exportación de mano de obra para que, vía las remesas, se impulse el desarrollo económico. “La nación apostó a ese modelo. La gente y el país se vuelven dependientes de ellas; no por nada tenemos 11 millones de mexicanos en Estados Unidos. El problema es que el dinero no se invierte en proyectos productivos, pues la mayoría de los migrantes lo utilizan para que sus familias sobrevivan. Esto ha sido demostrado fehacientemente por los expertos”.
Además, la dependencia del país a esos recursos representa un riesgo, pues si la economía estadounidense experimenta ciclos de depresión y crisis, habrá desempleo que repercutirá en los trabajadores.
Se convirtieron en una de las principales fuentes de divisas del país, después del petróleo y el turismo, y en algún momento se colocaron como la primera, pero las crisis de la Unión Americana han provocado su estancamiento o caídas drásticas.
En relación a la migración femenina, planteó que históricamente era un aspecto del fenómeno, cuyo propósito era alcanzar al esposo, al papá, al compañero o a la familia. Conocida como “migración de reunificación familiar”, a partir de los años 90 se evidenció que ellas se iban de manera autónoma, “aunque los porcentajes no han llegado a igualar a la masculina”.
Ahora bien, mientras los argentinos o chilenos se contratan en plazas calificadas, la mayor parte de mexicanos en EU ocupa los empleos de más baja calificación.
En cuanto a los jóvenes, la investigadora consideró que es una aspiración social. “En nuestras entrevistas de trabajo de campo a niños de primaria se ha visto que al preguntar qué desean ser cuando crezcan, la respuesta es: trabajar en Estados Unidos”.
Es el objetivo de muchos jóvenes del medio rural. Desafortunadamente, hoy ese sueño no puede hacerse realidad porque no tienen esta posibilidad, pues saben que migrar es peligroso. Ahora los encontramos como jornaleros agrícolas en la pizca de la manzana en Chihuahua, de la uva en Sonora y de las hortalizas en Sinaloa y Baja California.
Lara Flores dijo que es lamentable ver las pocas oportunidades de desarrollo para los jóvenes en el país. “Es deplorable que tengan que encontrar su sueño al otro lado de la frontera porque aquí no hay capacidad”.
Respecto al cambio del destino por la clausura de la frontera estadounidense, la especialista lo consideró otro escollo más, pues tener como punto de llegada a Canadá depende de los bolsillos y de la preparación de la gente. “Quienes cruzaban el desierto para ir a la Unión Americana no pueden hacer lo mismo para Canadá. La única alternativa es inscribirse en los programas de trabajadores agrícolas temporales o de baja calificación”.
Esa nación recibe, por la vía de esos programas, entre 17 y 18 mil mexicanos al año. “Creo que puede aumentar, pero el problema es que también hay otros países que compiten para enviar a su gente, como Guatemala, Honduras y Nicaragua. Ése es el panorama”, concluyó.