Escenario político
@guerrerochipres
La reivindicación de los derechos de las niñas, niños y adolescentes a una vida libre de violencia necesita de la valentía de los denunciantes para enfrentar, desenmascarar y castigar a los agresores, pero también de la confianza y credibilidad que debemos conceder a las señales de alerta y a sus acusaciones, sin importar el tiempo transcurrido desde los abusos.
Señalamientos públicos de cantantes y actores por abusos sexuales padecidos en su niñez o en su juventud evidencian la necesidad, no solo de visibilizar a las víctimas, sino también de trabajar en la construcción de redes de apoyo familiares y comunitarias que prevengan y, eventualmente, les ayuden cuando se registran las agresiones.
Por redes sociales, la semana pasada, la cantante Sasha Sokol reveló que en la década de los 80, fue abusada por el productor Luis de Llano; el actor Mauricio Martínez acusó haber sido víctima hace 20 años de abuso sexual por parte del representante artístico Antonio Berumen. Por cierto, Berumen fue colaborador, productor, de varias visitas del Papa a México, las cuales eran dejadas en las manos de la estructura de los Legionarios de Cristo, especialmente del equipo encabezado por Marcial Maciel.
El próximo mes se cumplirán 25 años de que se hicieran públicos, por primera vez en Iberoamérica, los abusos pederastas del padre Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo —orden con la que el periodista Carlos Loret vinculó, por el testimonio de una víctima, a Berumen—. Entre el 14 y 17 de abril de 1997 se publicó en La Jornada la investigación que realicé acerca de la pederastia de Maciel y sus adicciones a las drogas, como mostré entonces como reportero.
Las víctimas del sacerdote, al igual que Sasha y Mauricio, pudieron hacer las acusaciones muchos años después, una vez que contaban con las herramientas emocionales y el empoderamiento para enfrentar a sus victimarios y buscar justicia.
La dinámica de victimización de los pederastas y abusadores sexuales está basada en la condición de desventaja, de asimetría. Engaños, amenazas, descalificación de las acusaciones y del estado emocional de los menores son elementos en los que fundamentan el secreto para continuar los abusos.
Las víctimas de Maciel, ya como personas adultas, describieron la forma por la cual, siendo niños, fueron engañadas y sometidas, y el miedo posterior a enfrentarlo, por ser una persona reconocida en el ámbito eclesiástico, empresarial, educativo y político, de quien difícilmente podría pensarse como origen de vejaciones sexuales.
A la fecha, la justicia no ha llegado. La orden de los Legionarios se ha negado a emitir una disculpa pública e incluso por mucho tiempo buscó desacreditar a los denunciantes.
Cuando investigué los abusos de Maciel conocí de la necesaria valentía de las víctimas, del poder de la denuncia, pero sobre todo la importancia de detectar factores que escalan la vulnerabilidad de los menores ante el abuso sexual.
Salvador Guerrero Chiprés es presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México