El 2025: los desafíos del desarrollo
Para muchos ha de haber resultado sorprendente leer en los periódicos que Luisa María Calderón —hermana del exiliado expresidente— afirmara que con el arresto de Elba Esther Gordillo se cometió una violación al Estado de derecho, pero resultaban bastante previsibles al considerar la red de alianzas entretejidas entre el calderonismo y la lideresa magisterial.
Esta actitud incongruente de la senadora, quien no recurrió al mismo argumento cuando el gobierno encabezado por su hermano pretendió favorecerla en tanto candidata a gobernadora con el ilegal “michoacanazo”, delata la profunda inquietud de este grupo político, en jaque tras el arresto de Gordillo.
Esta incongruencia no es solo de ella. También ha sido impuesta y heredada por Felipe Calderón al PAN, donde hoy se quejan de supuestas acciones que en el sexenio anterior se dieron flagrante y efectivamente, mientras ellos callaban.
Seguramente ahora Felipe Calderón y los suyos se encuentran más que nerviosos mientras avanzan las investigaciones de la Procuraduría General de la República, pues si sus tratos públicos eran tan estrechos, ya podemos asumir como eran los secretos.
Esa alianza se hizo evidente a todo México con la serie de cargos públicos que el calderonismo abiertamente concedió a los adeptos de Gordillo en el gobierno federal, haciendo de la nómina gubernamental un espacio de cuotas que redundaron en el beneficio de un grupo de poder fáctico.
Los nombramientos de Miguel Ángel Yunes en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, de Roberto Campa en el Sistema Nacional de Seguridad Pública, de Francisco Yáñez en la Lotería Nacional y de Fernando González Sánchez (yerno de Gordillo), en la subsecretaría de Educación Básica, entre otros, responden a este oscuro intercambio de favores.
Igualmente Calderón impulsó que dentro del PAN se otorgaran candidaturas a aliados de La Maestra, entre las cuales destaca la del mismo Yunes a la gubernatura de Veracruz.
Es público y publicado que cuando tuve la posibilidad me negué rotundamente a conceder espacios para el grupo de Gordillo, pero hubo otros que se doblegaron e hicieron espacio a la complicidad, abdicando de su deber de defender al partido que presidían.
Ahora ha salido a la luz, gracias a una investigación periodística, que durante el calderonato el gobierno federal entregó a Elba Esther Gordillo cuatro mil 250 millones de pesos: “El destino de ese dinero continúa en la opacidad, debido a que el SNTE no está obligado a transparentar el uso de los recursos que recibe de la federación”.
Eso, reitero, es lo público, que seguramente no es más que la punta de un iceberg de corrupción y engaño. Por lo tanto, poco o nada debe extrañarnos que tiemble el calderonismo y que hasta la misma hermana de Felipe salga a defender a Elba Esther Gordillo. Pues si estuvieron junto a la maestra cuando cometieron abusos en el poder, muy probablemente también la acompañarán ahora que se está haciendo justicia.
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QMX/me