A CONSIDERAR: Transparencia VS “Feuderalismo”

06 de agosto de 2012
 , 
13:37
Manuel Espino

Villanueva Madrid desarrolló una fructífera carrera dentro de las filas del priismo, en un rápido ascenso desde la política local hasta los más altos niveles nacionales. No acabó su mandato como presidente del municipio en el que se asienta Cancún pues de allí saltó a una senaduría. Igualmente abandonó su escaño antes de terminado el plazo legal, para lanzarse en pos de la gubernatura.

Durante sus mandatos se desarrollaron en la Riviera Maya fabulosos negocios para impulsar el turismo; incluso se creó un nuevo municipio al cual se denominó “Solidaridad”, dejando un obvio testimonio de la cercanía entre Villanueva y Carlos Salinas de Gortari.

Su confesión prendió un foco amarillo que mucho temió el tricolor durante las campañas, pues siempre estuvo latente el riesgo de que se lanzara una ofensiva mediático-judicial contra ex gobernadores de dicho partido para —con pruebas o sin ellas— exacerbar la impresión negativa que sobre el PRI tiene un grupo significativo del electorado.

No solo se trata del caso Villanueva, hay que recordar que recientemente fueron encarcelados acusados de delitos similares los exgobernadores de Baja California Sur y Chiapas. Igualmente, sobre Tomás Yarrington pesa la acusación de nexos con el narcotráfico. Sumemos a ello el severo desprestigio generado por el desfalco de Humberto Moreira en Coahuila.

Pero este descrédito de los gobernadores trasciende líneas partidistas: no es gratuito que a Juan Manuel Oliva hoy los panistas le apoden “Olí Babá”, pues se ha convertido en un claro ejemplo de esa generalizada práctica de endeudar a los estados sin que haya justificación del gasto. Tampoco hay que olvidar que la vox populi considera al gobierno de Guillermo Padrés es el más corrupto que haya tenido Sonora.

Este artículo enumera los casos más evidentes, pero son escasos los gobernadores que se salvan de ser señalados por el uso discrecional del dinero público. Se está reforzando la convicción ciudadana de que la corrupción impera en las entidades federativas, al amparo del acertadamente llamado “feuderalismo”, ese nuevo conjunto de prácticas que permitieron a los gobernadores actuar sin fiscalizaciones estrictas y en una absoluta opacidad, como consecuencia de la libertad que les brindó la alternancia en la presidencia de la república y una malintencionada interpretación de la soberanía de los estados.

Ahora que se renueven dos de los tres Poderes de la Unión, habrá que reflexionar sobre la necesidad de fiscalizar adecuadamente el ejercicio presupuestal de los estados, sin dejarlo en mano de congresos estatales no pocas veces cooptados.

De hecho, entre los compromisos firmados por Enrique Peña Nieto con el movimiento nacional Volver a Empezar y con la Concertación Mexicana destaca el eliminar privilegios, erradicar la impunidad, sanear las finanzas, mejorar la rendición de cuentas y no tolerar la corrupción que hoy lacera a los mexicanos. Juntos habremos de asegurarnos de avanzar en esa dirección.

Por todo ello, el nombre Villanueva debe ser mucho más que un caso individual para el nuevo presidente y los nuevos legisladores, se trata de un llamado a establecer la transparencia de los gobiernos estatales como una prioridad nacional de la más alta trascendencia.

www.twitter.com/ManuelEspino

[email protected]

QMex/me

Te podria interesar