Plataforma Laboral
La presentación de “El poder del águila” se convirtió en un punto de unidad y confluencia para líderes dispuestos a trabajar para dar a México un nuevo partido. Más que un libro, se trata de un llamado, una exhortación, una convocatoria a dar un ya basta a la confrontación y una bienvenida a la paz política.
Escribí este texto con el ánimo de coadyuvar, desde mi propia experiencia y a partir de un repaso crítico de nuestra trayectoria histórica como nación, a un cambio de conciencia social y de actitud política.
Aunque el resultado final ha sido un libro, se trata del fruto de un proceso de reflexión, de estudio y de vivencia de más de tres décadas. Detrás y delante de cada una de sus palabras hay una preocupación y un ánimo de contribuir al engrandecimiento de nuestra patria con espíritu propositivo.
Escribí para argumentar a favor de hacer a un lado lo que nos confronta y nos separa, y permitirnos encontrar los espacios de coincidencia en orden al desarrollo social y a la prosperidad, sin los condicionamientos que hasta ahora nos han impuesto las posiciones religiosas o ideológicas que hemos profesado los mexicanos de todos los tiempos.
Tuve el honor de que me acompañaran como presentadores Manuel Jiménez Guzmán, Soberano Gran Comendador de la Masonería en México, y los líderes de la izquierda René Arce y Ramón Sosamontes. El punto en común de sus mensajes fue esperanzador y realista: coincidieron en señalar la pluralidad y el respeto entre diferentes ideologías como la base de la convivencia ciudadana.
También estuvieron presentes Juan Carlos Lastiri, representante del equipo de transición del presidente electo, Miguel Ángel Porrúa, quien editó el libro, alrededor de 800 líderes sociales y políticos, y 18 representantes del cuerpo diplomático acreditado en México.
Escribir este libro me ha permitido reflexionar y redefinir mi propia participación en la política. El poder del águila me ayudó a ratificar mis convicciones de siempre, las que me acompañarán hasta el final de mi existencia. Pero también me ayudó a tener una mayor apertura a las ideas de los demás.
Ello me llevó a decidir volver a empezar mi vida política. Junto con miles de líderes de todas las formas de pensamiento he dado un paso firme hacia la fundación de un nuevo partido que dignifique y represtigie la política, con un ánimo concertador.
Por todo ello, invito amablemente a los lectores de esta columna a asomarse a “El poder del águila”. Ojalá que en sus páginas puedan encontrar al menos un elemento de convicción para que juntos trascendamos la discordia de las ideas, coincidamos en el propósito de servir a México y caminemos juntos en el proyecto de la Concertación Mexicana.
Porque el partidarismo a ultranza es un obstáculo, no obstante, la pluralidad es un camino ancho. El dogmatismo es parálisis, sin embargo el ánimo propositivo es dinamismo, energía y fuerza. Porque la confrontación es el pasado; pero la concertación es el futuro.
*Ex presidente nacional del Partido Acción Nacional (PAN)
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QMX/me