La nueva propaganda es tan vieja como siempre/Felipe de J. Monroy
Una de las afirmaciones más risibles en el actual debate estadounidense sobre migración es la necesidad de asegurar la frontera con México.
El alegato es comprensible en tanto que para bien o para mal y para nuestro disgusto, México se encuentra sumido actualmente en una etapa de violencia que muchos estadounidenses temen pudiera extenderse a su territorio.
Pero la realidad es que la frontera entre México y Estados Unidos nunca ha sido una frontera segura. Si lo hubiera sido los Estados Unidos serían la mitad que hoy, ta, vez menos.
La frontera entre los dos países jamás ha estado bajo control de ninguno de los gobiernos o sus representantes y sólo en los últimos años se ha instaurado una suerte de control, uno en el que los que pasan por los puertos legales en cualquier dirección son considerados visitantes y los otros como visitantes ilegales, la mercancía que paga impuestos y pasa por esas misma vías es importación o exportación y la otra es contrabando -aunque a veces use los mismos caminos-.
Mas aún, si alguno de los dos países quisiera verdaderamente controlar su frontera tendría que hacer una inversión masiva.
En el caso de los Estados Unidos probablemente deberían poner en el terreno mucho mas hombres que los alrededor de 20 mil que ahora tiene desplegados la Patrulla Fronteriza y destinarles recursos de apoyo que probablemente comprometerían su capacidad de enviar aviones o equipo motorizado a otros países: tres mil kilómetros se dicen muy rápido pero son muchos, muchos metros.
Hacia el norte Canadá, con mas de seis mil kilómetros…
Y eso sin considerar las implicaciones históricas del tema: si algún país ha sido un problema para sus vecinos es Estados Unidos. Pregúntese si no a España, Francia, México, Gran Bretaña y las naciones indias, que fueron atropelladas al momento mismo de constituirse en un obstáculo para las ambiciones de de la nación estadounidense, especialmente en los siglos 18 y 19.
De acuerdo con el historiador estadounidense Robert Kagan, un neoconservador poco sospechoso de tener visiones antiestadounidenses o de ser un antipatriota, lo que menos podía esperarse de los Estados Unidos en esa época era un país que pusiera frenos de cualquier índole a su expansión y menos a las ambiciones de sus pobladores.
Lo que hoy muchos estadounidenses consideran como “luchar por la libertad” y heroica colonización del oeste no es mas que parte de la mitología con que han rodeado la historia de su país, pero es tan cierta como las leyendas que han fabricado a su vez todos los países del mundo, México incluido.
Y entre los mitos uno de los mas ridículos es el de las fronteras seguras. En todo caso, los que hubieran suspirado por fronteras seguras habrían sido las naciones que en un momento u otro han sido o son vecinos de los Estados Unidos.
Ahora son los Estados Unidos los que demandan fronteras seguras.
QMX/jcf