Navidad y tinieblas
El socio estadounidense de Sicilia es el grupo “Global Exchange”, con sede en San Francisco, y que con su brazo militante “Code Pink”, resulta para algunos -como el autor de este texto- mucho mas un “lavador de conciencias” para liberales convertidos en clase media y un agente provocador que un movimiento serio. Pero sean lo que sean, actúan y trabajan por sus puntos de vista.
Los dos grupos se asociaron y el domingo iniciaron una caravana hacia Washington, donde esperan llegar el doce de septiembre, para llamar la atención sobre el fracaso de la guerra contra las drogas y en especial por el tráfico de armas hacia México.
Y la verdad es que siendo realistas, es difícil que tengan éxito. De un lado, la cuestión del comercio de armas y su posesión es uno de esos temas que llevan ya no años sino décadas en el debate público estadounidense sin que haya un acuerdo: cada medida, legislativa o administrativa que limita lo que algunos estadounidenses consideran un derecho divino encuentra una feroz oposición por parte de grupos que como la Asociación Nacional del Rifle (NRA) no solo tienen seguidores, sino recursos y capacidad política para hacer valer sus opiniones.
Pero el punto no es ese. Quien esté familiarizado con la política estadounidense sabe que un cambio político como el que implicaría que el gobierno y el congreso de ese país instaurasen el control del comercio de armas no ocurrirá por obra y milagro de una caravana que recorrerá zonas cercanas a la frontera con México y antes de llegar a Washington pasará por algunos estados del medio oeste.
Eso se llama cabildear, por otro nombre, y es algo que con toda frecuencia el gobierno mexicano olvida y que durante el primer régimen del Partido Revolucionario Institucional (PRI) parecía verse como algo vergonzante y solo se usaba en ocasiones muy especiales, como el trabajo para la aprobación del Tratado Norteamericano de Libre Comercio (TLC).
Sicilia y “Global Exchange” ponen ahora el ejemplo. Mucha de su audiencia es o será ciertamente afín a su causa y a sus metas, sea por relación familiar o afectiva con México o sea por convicción. Pero esos grupos pueden ser el núcleo de una audiencia y de grupos de interés se trata de crear conciencia y sobre todo opinión pública que poco a poco derive en presión política: después de todo, solo ese tipo de presión interna, a partir de la opinión de ciudadanos normales y expresada a través de votos, puede generar cambios.
México tiene una posibilidad importante de hacerse escuchar en la política de la potencia vecina en temas que le resulten importantes. En términos comerciales es uno de los socios principales de ese país, cuenta además con la existencia de la creciente población de origen hispánico -de la que mas de un 60 por ciento tiene raíces mexicanas- y que puede tener una comunidad de intereses con México en temas específicos.
Pero hay que hacerlo. Y al margen de sus posiciones políticas o lo que se piense de él y sus seguidores, Sicilia y “Global Exchange” ponen ahora un ejemplo que vale la pena seguir con atención.
QMex/jcf